- Sr. Verdier, que le dije sobre llegar tarde a clases –
Exclamó la profesora al ver al muchacho entrar bruscamente.
- Lo siento, Prof. – él estaba de espaldas.
- Ya, siéntate. .- Dijo.
Cuando dirigió su mirada a la clase buscando un asiento
disponible, vi su cara. Era Estevanez.
Lo seguí discretamente con la mirada. Era más lindo en
persona. Su cabello de hermoso y sus ojos de brillante. Su piel morocha y lisa.
Su perfume se desprendía a medida que caminaba.
Se desplazó hasta donde yo estaba y se sentó a mi lado.
- Muy bien como les decía… - Continuó la profesora
Me estaba durmiendo. La clase era bastante aburrida, la verdad
no tenía interés en esto. Hasta que…
- Hola ¿Eres nueva? – Preguntó Estevanez.
- Si. – Contesté fría.
- Oh. – Calló unos segundos. – y… ¿Cómo te llamas? – Preguntó.
- Carina Bejarano. – Contesté del mismo modo.
- Lindo nombre. – Sonrió.
- ¿Y tu? – Pregunté.
- Soy Pedro Verdier. – dijo Sonriendo.
- Que bien.
- Am… y ¿De dónde vienes? – Preguntó curioso.
- Rio Negro.
- Wow… - Exclamó. – ¿Hace mucho vivías allí?
- Eres policía o que... – Dije un poco irritada por tantas
preguntas.
- Lo siento. – rió por lo bajo. – Soy muy sociable.
- Ya veo. – Contesté Fría.
- Srta. Bejarano y Sr. Verdier – Exclamó La Sra Norris. –
Están interrumpiendo la clase.
- Sinceramente Sra. no me interesa su clase. – Dije seria y
todos hicieron la típica reacción del “Uh”. La maestra abrió grandes sus ojos.
- ¿Disculpe?
- ¿Es sorda? – Dije molesta. Todos me miraron – No me interesa
su clase. – Remarqué “interesa”
- Es mi culpa… Yo empecé. – Dijo Estevanez.
- Los dos afuera – exclamó la profesora.
Me levante sin decir nada, tomé mis cosas y salí por la puerta.
Dos minutos después Estevanez salió y me buscó con la mirada. Yo sólo empecé a
caminar sin rumbo.
- Oye espera… - Dijo llegando a mi lado.
- ¿Qué? – dije sin dejar de caminar.
- ¿A dónde vas? – Preguntó.
- Por ahí. – Dije cortantemente.
- Si quieres podemos ir a la cafetería y conocernos un poco
más… - Dijo seductor.
- No tengo mucho que contar. – Seguía caminando sin saber a dónde
ir.
- Pero… - Tomó mi brazo haciendo que me detuviera. – me
gustaría pasar el tiempo contigo. – Me miro fijamente a los ojos.
Me perdí por unos segundos en esos hermosos ojos cafés. Por
primera vez sentía algo en mí… Algo muy raro. Él comenzó a acercarse más hasta
el punto en que sentía su respiración. Sabía muy bien lo que quería hacer.
- ¡Alto! – Dije sobreponiendo una mano delante de su rostro.
- Oh! – Exclamó avergonzado. – Disculpa yo sólo me dejé
llevar… - Dijo con un color rosado en sus mejillas.
- Está bien. Te disculpo.
Me guío hasta la cafetería. Ninguno decía nada hasta llegar a
destino.
- ¿Qué quieres tomar? – Preguntó nervioso.
- Un café estaría bien. – dije tratando de sonreír. Se supone
que me tengo que ganar su confianza.
Mi celular sonó indicando que un mensaje de texto había
llegado. Me senté en una mesa.
Mensajes:
De: Malena
Para: Carina
De: Malena
Para: Carina
- ¿Encontraste a Estevanez?
De: Carina
Para: Malena
Para: Malena
- Si, estoy con él.
De: Malena
Para: Carina
Para: Carina
- Trata de averiguar más sobre su padre y el negocio que
tienen.
Guardé mi celular en el bolso y Estevanez llegó a la mesa con
dos cafés.
- Aquí tienes. – Dijo entregándome el vaso.
- Gracias.
Un silencio incomodo apareció de por medio.
- ¿Hace cuanto que vienes a esta escuela? – pregunté. Ahora
comenzaría interrogar. —