Sábado en la mañana, me desperté por el olorcito a panqueques
que venía de la cocina. Seguro Malena estaba haciendo el desayuno. Me levanté y
me di una ducha. Cuando bajé el desayuno estaba en la mesa.
- Buenos días. – Dije sentándome en la mesa.
- Bueno días Cari. – dijo Gabriel.
- Parece que alguien está de buen humor. – Dijo Malena
sentándose en la mesa.
- Si ayer pasé una tarde maravillosa con Ana.
- ¿Ana es la chica que vino a casa? – preguntó Gabriel
- Si.
- Ayer salí de mi habitación sin remera y literalmente tiro
baba. – Dijo presumido. Con Malena fruncimos el ceño.
- Mira quién habla de tirar baba… - Dije riendo. – Hasta por
poco no le sacabas fotocopia con la mirada a Malena. – Las dos reímos.
- Carina cállate, después hablamos de eso. – Susurró Gabriel
sonrojado.
- Esta bien. – Reí. – ¿Que te dijo el jefe?
- Todo está bien. Hoy le comenté sobre la fiesta de Sebastián
“besucón” Estevanez. – Dijo haciendo comillas.
- Gabriel… - Advirtió Malena-
- Dijo que es la ocasión ideal para completar la misión. –
Dijo Gabriel tomando café.
- Perfecto. – Añadí. – Ese día en la mañana terminaré con todo
esto.
- ¿En la mañana? – Preguntó Gabriel confuso.
- ¿Esperas que mate a Estevanez chico y Estevanez grande en
frente de un montón de adolescentes? – Dije.
- Aaaah. – Dijo él. – Entonces en la mañana.
Terminé de desayunar y me puse ropa cómoda, iría a correr.
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- Malena volveré dentro de una ahora, iré a correr. – Le dije
antes de salir por la puerta.
- Ok.
Comencé a correr despacio, no quería cansarme tan rápido.
Por el vecindario no se veía nadie. ¿Seguirían durmiendo? Me
había olvidado mirar el reloj antes de salir.
Corrí tres cuadras más y me percaté de que era la cuadra de
los Estevanez. En muy poco tiempo pasé por frente de su casa. Por curiosa miré
y vi a Sebastián sin camisa lavando el auto. Era como esas fantasías de
película, todo ocurría en cámara lenta. Al parecer se había dado cuenta de que
lo había mirado y me sonrió. No pude evitar sonreír… Estaba embobada mirando
ese físico cuando de repente choqué contra un poste de luz.
- Puto poste. – maldije en susurro, mientras me tocaba la
cabeza.
Sebastián no tardó más de 10 segundos en salir y asistirme.
- ¿Estás bien? – Dijo preocupado.
- Si, es sólo un golpe. – Dije levantándome.
- Carina te está saliendo sangre. – Dijo. – Será mejor que te lleve
adentro y te cure.
- No, no quiero molestar. – Dije negándome.
- Claro que no molestas, ven… - Tomó mi mano.
Entramos, la casa parecía estar vacía. Maldecía en la hora que
había aceptado entrar… ¿Y si era una trampa? De haber sabido que esto iba a pasar,
hubiese traído un arma escondida, pero por las dudas estaría alerta.
Un silencio espeluznante había en la atmósfera por primera vez
sentía algo de miedo… Y más con lo de la conversación de ayer.
Flashback
- Sr Estevanez, obtuvimos la información de una agente anda
por detrás de su hijo.
- Si, yo también he escuchado eso, pero ya hablé con Sebastián
de eso y sabe perfectamente lo que tiene que hacer.
Fin del Flashback
Subimos las escaleras y entramos en su cuarto.
- Siéntate. – Dijo. – Ahora veamos qué es lo que tienes. –
Parecía un doctor de verdad.
- ¿Es muy grave doctor? – Bromeé.
- No, es sólo un corte pequeño. - Dijo riendo.
- Gracias por ayudarme.
- Debes mirar por donde caminas. – Reímos
- Si lo sé. – dije.
Por un segundo nos miramos fijamente. Sus ojos cafés me
estaban hipnotizando.
- Iré por una venda para limpiar la sangre. – Dijo en susurro.
Salió por la puerta.
*Genial Carina, ahora ve la forma de salir de esta casa* –
Pensé.
Salí de la habitación y miré hacía los dos lados. Nadie venía.
Me dirigí silenciosamente a las escaleras, Pero Sebastián ya venía subiendo.
- Maldición. – Susurré y volví corriendo a la habitación.
Un minuto después Sebastián entró con una venda en la mano. Se
sentó a mi lado y comenzó a limpiar la herida.
- Me avisas si te duele. – dijo susurrando.
- Ok.
No podía parar de mirar sus abdominales, Estaba condenadamente
hermoso y Dios sabe cuánto quise morderme la lengua y no decirle – “Lindos
abdominales.” – El sólo sonrió avergonzado. – “Gracias. “ – dijo mirándome
fijamente.
Lentamente me fui acercando… —