17 feb 2014

Capitulo 12

 - Nonono. – Dijo Malena arrebatándome el teléfono.
 - Dámelo
 - ¡NO! Tú deja de ser extremadamente celoso, así no son las cosas Gabriel. – Dijo señalándolo. – Y tú, deja de hacer problema por todo. – Dijo señalándome.
 - ¿Cómo? – Dijimos los dos al unísono
 - Estoy harta de tantas peleas. – Dijo.
 - Tienes razón Malena, perdona. – Dijo Gabriel.
 - Creo que sí es verdad. – Dije. – Lo siento.
 - Carina vete a la cama, debes descansar. – Dijo calmada. – Tú y yo tenemos que hablar. – Le dijo a Gabriel subiendo una ceja.


  Deje que ellos dos hablaran y subí a mi habitación a descansar. Quería relajarme y dormirme rápido realmente estaba confundida. ¿Por qué mierda tenía ganas de besar a Sebastián? Es que jamás había sentido tal cosa por un chico. Menos por mis victimas y no es que sea con el primer chico de mi edad con el trato… Ya he pasado miles de veces por misiones como estas y justo en esta me suceden cosas extrañas.

  Finalmente me dormí.

  A la mañana siguiente:

  Me desperté por los rayos de luz que entraban por el balcón. Gabriel había corrido las ventanas y estaba destapándome.


 - Hey es temprano para ir a la escuela… - Dije entre dormida.
 - Hoy no iras a la escuela Cari. – Dijo hurgando el placar.
 - Y entonces ¿Por qué me despiertas tan temprano?.
 - Toma, ponte esto y salgamos rápido. – Me tiró la ropa.
 - ¿Que es lo que sucede? – Dije levantándome.
 - El Sr. Estevanez tiene una junta con sus socios. – Dijo saliendo.


  Me metí rápido en el baño, me lavé los dientes, la cara y me cambié.
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  En la mochila puse una cámara, una grabadora, dos armas, balas, y un par de máscaras por las dudas, para que no nos reconocieran.

  Salimos callados sin despertar a Malena, realmente esta cansadísima.
  Con Gabriel llegamos lo más rápido que pudimos a la casa y saltamos por las rejas.


 - Muy bien Cari. – Dijo Gabriel. – Busquemos una entrada.

  Nos desplazamos Hasta el fondo y encontramos la puerta de la cocina abierta. Entramos lo suficientemente cautelosos para que no nos escucharan y las voces de hombres nos guiaron al lugar. Un saló lleno de hombres más o menos de la edad del señor Estevanez con trajes.


 - Cari cúbreme la espalda mientras grabo la conversación. – Dijo sacando la grabadora de la mochila.


  Saqué un arma y la cargué con 6 balas por las dudas. Me quedé vigilando que nadie viniera.


 - Mi hijo Sebastián Estevanez será el sucesor, me temo que por cuestiones de salud no podré seguir en el negocio. – Dijo Quique
 - ¿Sebastián sabe que estará a cargo de este negocio? – Preguntó un hombre desconocido.
 - Aún no lo sabe, pero sabe que trabajo de esto y sabe el peligro que corre. – Dije Quique. – En lo más posible trataré de comunicarle hoy.
 - Sr Estevanez, obtuvimos la información de una agente anda por detrás de su hijo.
 - Si, yo también he escuchado eso, pero ya hablé con Sebastián de eso y sabe perfectamente lo que tiene que hacer.
 - También tuvimos un problema con los del norte… La policía nos encontró, perdimos una gran cantidad de mercancía y cuatro de los nuestros quedaron detenidos.
 - ¿No los sobornaron?
 - No aceptaron una sola moneda.
 - No se preocupen los sacaré de la cárcel, pero necesito más mercancía…


  Gabriel continuó grabando la conversación hasta el final.


 - Muy bien señores, es lo único que tenía para comunicarles… Pueden retirarse. – Dijo Quique levantándose.
 - Gabriel, vámonos… Ya terminaron. – Dije tomándolo del brazo.
 - Apúrate… ya vienen. – Salimos corriendo.


  Salimos por la misma puerta


 - Alto – Susurró Gabriel. Una empleada casi nos descubre.


  Saltamos la reja y salimos corriendo para casa de Malena
  Cuando llegamos a la casa, ella estaba en pijama preparando el desayuno.

 - Bueno días – dijo bostezando.
 - Ho… Ho…Hola. – Dijo Gabriel mirándola.
 - Deja de babear el piso. – Le pegué en el hombro. Malena sólo rió
 - ¿Donde fueron? —