25 feb 2014

Capitulo 15

  Dos centímetros, sólo dos centímetros faltaban para unir nuestros labios.


 - Eres hermosa. – susurro. Sin más espera sus labios chocaron contra los míos en un dulce beso. En mi interior sabía que estaba muy mal y que si Gabriel se enteraba era capaz de venir el mismo y matarlo con sus propias manos. Pero no tenía porque enterarse, pensé.


  El beso se tornó un poco más apasionado, Sebastián comenzó a acariciar mi cintura por debajo de la remera, mientras enterraba mis manos en su cabello fino y alocado, al mismo tiempo que sentía un bulto crecer.
Poco a poco nos fuimos recostando en su cama. No pude detectar el momento en que mi remera desapareció y quedé en corpiño. Él comenzó a besarme el cuello y bajar hasta mis pechos. Era una sensación indescriptible e insaciable. Cada vez que sus labios hacían contacto en mi piel, era como corriente eléctrica que recorría mi cuerpo.

  Luego volvió a subir a mis labios ya introduciendo su lengua para hacerlo más apasionado. Sentí sus manos recorrer mis piernas y llegar has mis nalgas. Luego fueron directo a desabrochar mi corpiño, pero lo detuve.


 - Pedro, no. – Dije apartándome con la voz agitada.
 - ¿Que paso? – dijo igual de agitado. – ¿No te gusta?
 - No es que no me guste, sino que aún no estoy lista.
 - Oh, esta bien te comprendo. – Sonrió.


  Alcé mi remera del piso y me la puse. Acomodé un poco mi cabello y le dije a Sebastián que debía irme.

  Bajamos las escaleras y en la sala estaba su padre. Una corriente helado paso por todo mi cuerpo. La impotencia de saber que el asesino de mis padres estaba ahí y yo sin poder hacer nada.


 - Oh papá estabas aquí. – Dijo Sebastián sorprendido.
 - Si me levanté por un vaso de agua. – Me miró. Su expresión era seria. – ¿Quien esta señorita?
 - Ella es una amiga. Carina él es mi padre, papá ella es Carina.
 - Un gusto. – Extendió su mano.
 - No, por favor, el gusto es mío. – La tomé. Un escalofrió se apoderó de mi cuerpo.
 - Bueno, volveré a la cama. – Dijo y se fue.


  Sebastián y yo salimos.


 - Am bueno, nos vemos. – Dije una vez en la puerta.
 - Claro. – Dijo. – Me preguntaba si quieres ir a tomar un helado.
 - Por su puesto. Te veo luego. – Besé la comisura de sus labios.
 - Adiós. – Sonrió.


  Volví a casa lo más rápido posible. Quería patearme. No podía creer que estaba a punto de tener intimidad con Sebastián Estevanez. No sabía por qué demonios me había dejado llevar por sus besos. Aunque debía admitir que me había gustado.
  
  Cuando entré a casa Malena y Gabriel estaban abrazados viendo una película, cuando me vieron entrar inmediatamente se separaron.


 - Hola llegaste temprano. – Dijo Gabriel.
 - Perdona si no te di tiempo de besar a Malena. – Dije riendo. Los dos se ruborizaron.
 - ¿Que te paso en la frente? – Preguntó Malena.
 - ¿Esto? - Toqué mi cabeza al recordar lo que había pasado. – Nada solo no mire por donde iba y choqué con un poste de luz. – Gabriel carcajeó.
 - ¿De qué te ríes? No es gracioso. – Fruncí el seño.
 - Lo siento, pero te imaginé chocando con el poste.
 - Mejor cállate, si no quieres que te haga pasar vergüenza. – subí una ceja.
 - ¿Y que sabes tú? – Dijo retador.
 - Malena… - Dije. – ¿Sabes que Gabriel tomó la mamadera hasta los 12 años? – Solté conteniendo la risa. Gabriel abrió sus ojos grandes y Malena moría de la risa.
 - Ok ok ok. – Dijo Gabriel molesto. – Eso no fue gracioso.


  Subí a mi cuarto y mire mi celular allí había un mensaje de Estevanez. ¿Como mierda había conseguido mi número?


 - Anabel. – dije suponiendo quien se lo había dado.