27 feb 2014

Capitulo 17

  Caminábamos riéndonos. Realmente la pasaba increíble con ella. Estábamos llegando a la fuente cuando de repente alguien tapó mis ojos…


 - Estás hermosa. – Susurró en mi oído. De inmediato supe quien era.


  Destapo mis ojos y me di media vuelta para verlo. Tenía una rosa en sus manos.


 - Es para ti. – Dijo entregándomela con una amplia sonrisa.
 - Gracias. – Bese su mejilla.


  Por el rabillo del ojo miré a Ana que miraba con ternura la escena.


 - Y ¿Juan? – Pregunté al no verlo.
 - Ya debe estar por llegar. – Dijo. – Si quieres lo esperemos en aquel banco. – señaló.
 - OK. – Dijimos al unísono.


  Diez minutos después llego Juan. Pude ver una sonrisa en el rostro de Anabel, realmente le gustaba.


 - Perdonen el retraso. – Dijo llegando a nosotros. – tuve un inconveniente. – Sonrió al ver a Anabel.
 - Y ¿A dónde iremos? – Preguntó Ana.
 - ¿A dónde quieren ir ustedes? – dijo Estevanez.
 - Al cine estaría lindo. – dijo Ana.
 - Si… - Concordó Juan.
 - Entonces iremos al cine. – Dije sonriendo.


  Los  cuatro caminamos hasta el cine, cuando llegamos Ana y Juan se encargarían de comprar las entradas mientras que Sebastián y yo las palomitas y las bebidas
  

 - ¿Sabes? – Dijo Sebastián mientras esperábamos nuestro pedido. – Lo de esta mañana… - Dijo algo nervioso.
 - Oh. – Dije avergonzada. – eso fue algo que no debió pasar.
 - ¿Cómo? – Dijo confundido.
 - Lo de la mañana sólo fue un error.
 - Pensé que sentías lo mismo que siento yo por ti. – Dijo algo decepcionado.
 - ¿A qué te refieres? – Dije confundida.
 - Tú me gustas Carina. – Dijo agachando la cabeza. – Pero gracias por hacerme saber que no sentías lo mismo por mí. – Tomó las cosas que ya estaban listas y fue a la fila para entrar a ver la película.


  ¿Por qué me sentía tan mal? En ese momento me di cuenta de que él no era malo… Era dulce y tierno.
  
  Pero en que estaba pensando… Había cometido un grave error. Mezclar lo personal con el trabajo. Ahora sería más difícil deshacerme de él. Suspiré. Tal vez Anabel si tenía razón, me estaba gustando Estevanez.

  La chica me dio las cosas que faltaban y me fui con los demás. Estaba silenciosa y callada mientras Juan, Sebastián y Anabel conversaban de un tal Alex que ni conocía. Diez minutos más tarde entramamos a la sala. Por casualidad Juan y Ana se sentaron juntos, mientras que yo quede entre Ana y Sebastián. Esto se estaba poniendo incomodo.    
  
  Nadie decía nada… Todos estaban atentos a la película. Por accidente puse mi mano sobre la de Sebastián, la cual retiró bruscamente en señal de que todavía seguía disgustado.

  Suspiré. Esto no podía seguir así… Se sentía feo.


 - ¿Puedo hablar contigo unos minutos? – Dije susurrando en su oído. Él sólo asintió con su cabeza.


  Nos levantamos y fuimos hasta el último de todos los asientos para no molestar a los demás. Ana y Juan ni si quiera se dieron cuenta.


 - ¿Qué quieres? – Dijo molesto.
 - Hay algo que no te he dicho. – Dije agachando la cabeza.
 - ¿Qué? – Me miró.
 - Tú también me gustas. – Miré sus ojos, los cual me miraban atentamente.
 - Pero… Pero… - Dijo tartamudeando.
 - Si… Lo que pasó esta mañana no debió pasar… Pero no significa que no me gustes.


  Un silencio incomodo se apoderó del momento. No podía parar de mirar sus ojos cafés tan profundos. Poco a poco comenzó a inclinarse. Ahora mi vista se posaba sólo en sus labios… Esos labios rosados y lindos que se veían tan tentadores con el resplandor de la pantalla. Cada vez sentía su aliento a menta chocar contra mi rostro. Sin pensarlo puse una mano en su mejilla y él puso otra en mi cintura…


 - Se que es muy pronto para decirte esto pero… - Susurró sobre mis labios. – ¿Quieres ser mi novia? —



25 feb 2014

Capitulo 16

     Mensaje:

  De: Sebastián
  Para: Carina

 - Hola Carina Quería preguntarte si no hay problema en que Juan vaya con nosotros. Si quieres lleva a una amiga, así es un cita doble.
Las veremos en la fuente del otro día a las 20:00


  Inmediatamente pensé en Anabel. Marqué su número y la llamé.


 - Hola. – Dijo del otro lado.
 - Ana! – Dije. – Te tengo una sorpresa.
 - ¿Qué?
 - ¿Quieres tener una cita con Juan?
 - Es una broma ¿Cierto? - Dijo emocionada.
 - No, Pedro me invitó a salir y bueno llevará a Juan y yo te llevaré a ti.
 - Genial – Exclamó. – ¿En donde los veremos?
 - Ven a mi casa y nos vamos de aquí.
 - Está bien.
 - Nos vemos.
 - Adiós.


    Respondí el Mensaje.
  
  De: Carina
  Para: Sebastián

  Esta bien. Iré con Anabel. Nos vemos a esa hora. Un beso.


  Dejé el celular en la cama y busqué una remera para cambiarme. Cuando pasé por el espejo me di cuenta que tenía un chupón cerca del cuello.


 - Estúpido Estevanez- Susurré.


  Busqué una remera sin escote para que no se notara y me solté el cabello para ocultarlo un poco.


 - ¿Como pudo ser que Gabriel no lo haya notado? – Dije mientras me colocaba la remera.


  Estaba terminando de arreglarme cuando Gabriel entró.


 - Gabriel – Me sobresalté. – ¿Qué haces aquí?
 - Te lo explico fácil y sencillo… No me hagas pasar vergüenza frente a tu futura cuñada. – Suplicó.
 - ¿Por qué? – Dije riendo.
 - ¿Te parece contar lo de la mamadera? – Dijo con el seño fruncido.
 - Tú te estabas burlando de mí. – Dije a carcajadas.
 - Necesito que me ayudes esta noche.
 - ¿A qué?
 - Preparar una sorpresa para ella. – Dijo sonriendo.
 - Lo siento, voy a salir. – Dije
 - ¿Con quién? – Levantó una ceja.
 - Con Anabel. – Sonreí nerviosa.
 - Y no pueden llevarla con ustedes.
 - No.
 - Porque…
 - Si quieres la llevo, va el primo mayor de Anabel… Es hermoso. – Hice una expresión con las manos. – Rubio, ojos celestes…
 - Bueno entonces lo dejamos para mañana. – Dijo.
 - Ok. – reí. - que tienes en mente.
 - Tú la vas a llevar al Shopping o no sé, necesito que la distraigas mientras preparo una cena en el patio de atrás.
 - Está bien. ¿Y qué voy a hacer yo mientras tú cenes con ella?? – Dije levantando una ceja.
 - Sal con tus amigos. – Dijo haciendo una mueca.
 - Esta bien le diré a Estevanez.
 - No. – Dijo secamente.
 - ¿Por qué no? – Dije confundida.
 - Carina no quiero que te le acerques hasta que sea la fiesta. Tú misma escuchaste lo que su padre dijo.
 - Pero no me va a pasar nada Gabriel… - Dije despreocupada. – El chico no sabe como atarse los cordones. – Reí.
 - No, Carina eres lo único que me queda y no correré el riesgo de que te pase algo. – Besó mi frente. – Baja, en unos minutos estará el almuerzo. – Salió de mi cuarto.


  Esto me dejaba en duda, Gabriel tenía razón… Sebastián podía estar tendiéndome una trampa, y debía admitir que sentí miedo aquel día en su casa.

  Ordené un poco la habitación y bajé. Luego de comer ayudé a levantar la mesa y subí a buscar que iba a ponerme para la cita.


 - Cari. – Dijo Gabriel. – Tú amiga esta aquí.
 - Ya voy. – Dije saliendo.


  Bajé y ahí estaba Anabel.


 - Hola Ana. -
 - Vamos a tú habitación antes de que desvista con la mirada tu hermano. – Dijo con cara de babosa.
 - ¡Hey! – Exclamé riendo. – Mejor subamos.


  Subimos a mi cuarto y le conté lo ocurrido en la casa de Estevanez.


 - Estas bromeando. – Dijo incrédula.
 - Es en serio
 - Y ¿Por qué no? – Dijo avergonzada. – No... no… ya sabes. – Dijo con las manos.
 - ¿Estas Loca? – Dije. – Ni en sueños…
 - Pero te gusta.
 - No, no me gusta.
 - Y como explicas… eso. – Dijo con una mueca.
 - Solo fue un desliz. – Dije mirando al piso. – Pero él si me atrae. –Anabel ya estaba por gritar cuando tapé su boca. – NO ME GUSTA. – Recalqué. – Sólo me atrae.
 - Pero ya es un comienzo. – Dijo Con una sonrisa de oreja a oreja.


  La hora de irnos había llegado, ya estábamos arregladas y listas pata nuestras citas….
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Capitulo 15

  Dos centímetros, sólo dos centímetros faltaban para unir nuestros labios.


 - Eres hermosa. – susurro. Sin más espera sus labios chocaron contra los míos en un dulce beso. En mi interior sabía que estaba muy mal y que si Gabriel se enteraba era capaz de venir el mismo y matarlo con sus propias manos. Pero no tenía porque enterarse, pensé.


  El beso se tornó un poco más apasionado, Sebastián comenzó a acariciar mi cintura por debajo de la remera, mientras enterraba mis manos en su cabello fino y alocado, al mismo tiempo que sentía un bulto crecer.
Poco a poco nos fuimos recostando en su cama. No pude detectar el momento en que mi remera desapareció y quedé en corpiño. Él comenzó a besarme el cuello y bajar hasta mis pechos. Era una sensación indescriptible e insaciable. Cada vez que sus labios hacían contacto en mi piel, era como corriente eléctrica que recorría mi cuerpo.

  Luego volvió a subir a mis labios ya introduciendo su lengua para hacerlo más apasionado. Sentí sus manos recorrer mis piernas y llegar has mis nalgas. Luego fueron directo a desabrochar mi corpiño, pero lo detuve.


 - Pedro, no. – Dije apartándome con la voz agitada.
 - ¿Que paso? – dijo igual de agitado. – ¿No te gusta?
 - No es que no me guste, sino que aún no estoy lista.
 - Oh, esta bien te comprendo. – Sonrió.


  Alcé mi remera del piso y me la puse. Acomodé un poco mi cabello y le dije a Sebastián que debía irme.

  Bajamos las escaleras y en la sala estaba su padre. Una corriente helado paso por todo mi cuerpo. La impotencia de saber que el asesino de mis padres estaba ahí y yo sin poder hacer nada.


 - Oh papá estabas aquí. – Dijo Sebastián sorprendido.
 - Si me levanté por un vaso de agua. – Me miró. Su expresión era seria. – ¿Quien esta señorita?
 - Ella es una amiga. Carina él es mi padre, papá ella es Carina.
 - Un gusto. – Extendió su mano.
 - No, por favor, el gusto es mío. – La tomé. Un escalofrió se apoderó de mi cuerpo.
 - Bueno, volveré a la cama. – Dijo y se fue.


  Sebastián y yo salimos.


 - Am bueno, nos vemos. – Dije una vez en la puerta.
 - Claro. – Dijo. – Me preguntaba si quieres ir a tomar un helado.
 - Por su puesto. Te veo luego. – Besé la comisura de sus labios.
 - Adiós. – Sonrió.


  Volví a casa lo más rápido posible. Quería patearme. No podía creer que estaba a punto de tener intimidad con Sebastián Estevanez. No sabía por qué demonios me había dejado llevar por sus besos. Aunque debía admitir que me había gustado.
  
  Cuando entré a casa Malena y Gabriel estaban abrazados viendo una película, cuando me vieron entrar inmediatamente se separaron.


 - Hola llegaste temprano. – Dijo Gabriel.
 - Perdona si no te di tiempo de besar a Malena. – Dije riendo. Los dos se ruborizaron.
 - ¿Que te paso en la frente? – Preguntó Malena.
 - ¿Esto? - Toqué mi cabeza al recordar lo que había pasado. – Nada solo no mire por donde iba y choqué con un poste de luz. – Gabriel carcajeó.
 - ¿De qué te ríes? No es gracioso. – Fruncí el seño.
 - Lo siento, pero te imaginé chocando con el poste.
 - Mejor cállate, si no quieres que te haga pasar vergüenza. – subí una ceja.
 - ¿Y que sabes tú? – Dijo retador.
 - Malena… - Dije. – ¿Sabes que Gabriel tomó la mamadera hasta los 12 años? – Solté conteniendo la risa. Gabriel abrió sus ojos grandes y Malena moría de la risa.
 - Ok ok ok. – Dijo Gabriel molesto. – Eso no fue gracioso.


  Subí a mi cuarto y mire mi celular allí había un mensaje de Estevanez. ¿Como mierda había conseguido mi número?


 - Anabel. – dije suponiendo quien se lo había dado.


21 feb 2014

Capitulo 14

  Sábado en la mañana, me desperté por el olorcito a panqueques que venía de la cocina. Seguro Malena estaba haciendo el desayuno. Me levanté y me di una ducha. Cuando bajé el desayuno estaba en la mesa.


 - Buenos días. – Dije sentándome en la mesa.
 - Bueno días Cari. – dijo Gabriel.
 - Parece que alguien está de buen humor. – Dijo Malena sentándose en la mesa.
 - Si ayer pasé una tarde maravillosa con Ana.
 - ¿Ana es la chica que vino a casa? – preguntó Gabriel
 - Si.
 - Ayer salí de mi habitación sin remera y literalmente tiro baba. – Dijo presumido. Con Malena fruncimos el ceño.
 - Mira quién habla de tirar baba… - Dije riendo. – Hasta por poco no le sacabas fotocopia con la mirada a Malena. – Las dos reímos.
 - Carina cállate, después hablamos de eso. – Susurró Gabriel sonrojado.
 - Esta bien. – Reí. – ¿Que te dijo el jefe?
 - Todo está bien. Hoy le comenté sobre la fiesta de Sebastián “besucón” Estevanez. – Dijo haciendo comillas.
 - Gabriel… - Advirtió Malena-
 - Dijo que es la ocasión ideal para completar la misión. – Dijo Gabriel tomando café.
 - Perfecto. – Añadí. – Ese día en la mañana terminaré con todo esto.
 - ¿En la mañana? – Preguntó Gabriel confuso.
 - ¿Esperas que mate a Estevanez chico y Estevanez grande en frente de un montón de adolescentes? – Dije.
 - Aaaah. – Dijo él. – Entonces en la mañana.
  

  Terminé de desayunar y me puse ropa cómoda, iría a correr.
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 - Malena volveré dentro de una ahora, iré a correr. – Le dije antes de salir por la puerta.
 - Ok.


  Comencé a correr despacio, no quería cansarme tan rápido.

  Por el vecindario no se veía nadie. ¿Seguirían durmiendo? Me había olvidado mirar el reloj antes de salir.
  
  Corrí tres cuadras más y me percaté de que era la cuadra de los Estevanez. En muy poco tiempo pasé por frente de su casa. Por curiosa miré y vi a Sebastián sin camisa lavando el auto. Era como esas fantasías de película, todo ocurría en cámara lenta. Al parecer se había dado cuenta de que lo había mirado y me sonrió. No pude evitar sonreír… Estaba embobada mirando ese físico cuando de repente choqué contra un poste de luz.


 - Puto poste. – maldije en susurro, mientras me tocaba la cabeza.


  Sebastián no tardó más de 10 segundos en salir y asistirme.


 - ¿Estás bien? – Dijo preocupado.
 - Si, es sólo un golpe. – Dije levantándome.
 - Carina te está saliendo sangre. – Dijo. – Será mejor que te lleve adentro y te cure.
 - No, no quiero molestar. – Dije negándome.
 - Claro que no molestas, ven… - Tomó mi mano.


  Entramos, la casa parecía estar vacía. Maldecía en la hora que había aceptado entrar… ¿Y si era una trampa? De haber sabido que esto iba a pasar, hubiese traído un arma escondida, pero por las dudas estaría alerta.

  Un silencio espeluznante había en la atmósfera por primera vez sentía algo de miedo… Y más con lo de la conversación de ayer.


  Flashback


 - Sr Estevanez, obtuvimos la información de una agente anda por detrás de su hijo.
 - Si, yo también he escuchado eso, pero ya hablé con Sebastián de eso y sabe perfectamente lo que tiene que hacer.


  Fin del Flashback


  Subimos las escaleras y entramos en su cuarto.


 - Siéntate. – Dijo. – Ahora veamos qué es lo que tienes. – Parecía un doctor de verdad.
 - ¿Es muy grave doctor? – Bromeé.
 - No, es sólo un corte pequeño. - Dijo riendo.
 - Gracias por ayudarme.
 - Debes mirar por donde caminas. – Reímos
 - Si lo sé. – dije.


  Por un segundo nos miramos fijamente. Sus ojos cafés me estaban hipnotizando.


 - Iré por una venda para limpiar la sangre. – Dijo en susurro. Salió por la puerta. 


 *Genial Carina, ahora ve la forma de salir de esta casa* – Pensé.


  Salí de la habitación y miré hacía los dos lados. Nadie venía. Me dirigí silenciosamente a las escaleras, Pero Sebastián ya venía subiendo.


 - Maldición. – Susurré y volví corriendo a la habitación.


  Un minuto después Sebastián entró con una venda en la mano. Se sentó a mi lado y comenzó a limpiar la herida.


 - Me avisas si te duele. – dijo susurrando.
 - Ok.


  No podía parar de mirar sus abdominales, Estaba condenadamente hermoso y Dios sabe cuánto quise morderme la lengua y no decirle – “Lindos abdominales.” – El sólo sonrió avergonzado. – “Gracias. “ – dijo mirándome fijamente.
Lentamente me fui acercando… —

19 feb 2014

Capitulo 13

 - Fuimos a donde los Estevanez. – Dije ya que Gabriel seguía tirando baba.
 - ¿Y que consiguieron? – Preguntó con una taza de café en la mano.
 - Logramos grabar la conversación de una junta. – Dije. – muéstrale Gabriel… ¿Gabriel? – Chasqueé mis dedos.
 - Ah sí, a… aquí está. – Dijo sacándola de mi mochila.
 - Lo primero que deberías hacer es pasársela a Williams. – Dijo Malena.
 - Está bien. – Subió las escaleras.


  Nos pusimos a conversar mientras tomábamos el desayuno le contaba como había sido mi cita con Sebastián la noche anterior.


 - Sebastián hará una fiesta en dos semanas. – Dije.
 - Es nuestra oportunidad Cari. – Dijo Malena.
 - Pero ¿Que haré en durante ese tiempo?
 - Porqué no te relajas, disfrutas un poco, sales con tu amiga y porque no con Sebastián…
 - No lo sé… - dudé. – Yo no hago ese tipo de cosas.
 - Carina tienes 16 años, tienes toda una vida por delante, estos años de juventud no los recuperaras nunca. – Dijo mordiendo una galleta.
 - Está bien. No tienes problemas ¿En que invité a Ana a la tarde a la piscina?
 - Claro que no. – Sonrió.
 - Gracias. – Sonreí.
 - Oh por cierto. – Dije. – Será mejor que te cambies sino Gabriel seguirá babeando todo el piso. – añadí. Ella sólo rió.
 - Está bien iré a cambiarme.


  Toda la mañana me la pasé mirando televisión, me aburría. Hasta que un mensaje llegó a mi celular.


    Mensajes:

 De: Ana
 Para: Cari

 - Hola Cari ¿Por qué no fuiste hoy al colegio?

 De: Cari
 Para: Ana
 - Hola Ana. Me dormí ¿Ya saliste del colegio?

 De: Ana
 Para Cari
 - Si, estoy yendo a casa. ¿Por qué?

 De: Cari
 Para: Ana
 - ¿Quieres venir está tarde a mi casa?

 De: Ana
 Para: Cari
 - Claro. A las 16:15 estoy ahí.

 De: Cari
 Para: Ana
 -Trae tu traje de baño

  
  Me quedé monitoreando las cámaras hasta que se hizo la hora que viniera Ana. El timbre sonó y fui a atender.


 - Hola Ana. – Sonreí al verla.
 - Cari. – Sonrió.
 - Pasa, ven subamos a mi habitación.
 - Iré a cambiarme al baño.
 - No hay drama. – Le indiqué por donde era. Mientras yo fui a mi habitación por mi traje de baño.  http://www.polyvore.com/cgi/set?id=72770464&.locale=es

 - Cari... – Volvió corriendo a mi habitación. – ¿Quién es ese chico tan guapo que salió de una habitación?
 - Es mi hermano.
 - Es muy guapo. – Rió.
 - Hey tranquila que por ahí anda su novia. – Mentí.
 - No te preocupes. Yo tengo a mi Juancito. – sus ojos se iluminaron.
 - Vamos que si no se nos va el sol. – Dije tomando una toalla.


  Pasamos la tarde entre risas y chismes tomando sol. Ana me contó que Estevanez preguntaba por mi y que le pedía mi número para aunque sea mandarme un mensaje.


 - Ese chico está enamorado de ti. – Dijo Ana Tomando de su limonada.
 - No, sólo me conoció hace dos días. – Dije haciendo una mueca.
 - Créeme, todo el día me preguntó por ti. – Dijo. – Cambiando de tema… ¿Quieres ir a tomar unos licuados en el centro comercial?
 - Claro. – Sonreí.



  Después de ducharme me encontré con Ana e hicimos un par de compras en el Shopping. —

17 feb 2014

Capitulo 12

 - Nonono. – Dijo Malena arrebatándome el teléfono.
 - Dámelo
 - ¡NO! Tú deja de ser extremadamente celoso, así no son las cosas Gabriel. – Dijo señalándolo. – Y tú, deja de hacer problema por todo. – Dijo señalándome.
 - ¿Cómo? – Dijimos los dos al unísono
 - Estoy harta de tantas peleas. – Dijo.
 - Tienes razón Malena, perdona. – Dijo Gabriel.
 - Creo que sí es verdad. – Dije. – Lo siento.
 - Carina vete a la cama, debes descansar. – Dijo calmada. – Tú y yo tenemos que hablar. – Le dijo a Gabriel subiendo una ceja.


  Deje que ellos dos hablaran y subí a mi habitación a descansar. Quería relajarme y dormirme rápido realmente estaba confundida. ¿Por qué mierda tenía ganas de besar a Sebastián? Es que jamás había sentido tal cosa por un chico. Menos por mis victimas y no es que sea con el primer chico de mi edad con el trato… Ya he pasado miles de veces por misiones como estas y justo en esta me suceden cosas extrañas.

  Finalmente me dormí.

  A la mañana siguiente:

  Me desperté por los rayos de luz que entraban por el balcón. Gabriel había corrido las ventanas y estaba destapándome.


 - Hey es temprano para ir a la escuela… - Dije entre dormida.
 - Hoy no iras a la escuela Cari. – Dijo hurgando el placar.
 - Y entonces ¿Por qué me despiertas tan temprano?.
 - Toma, ponte esto y salgamos rápido. – Me tiró la ropa.
 - ¿Que es lo que sucede? – Dije levantándome.
 - El Sr. Estevanez tiene una junta con sus socios. – Dijo saliendo.


  Me metí rápido en el baño, me lavé los dientes, la cara y me cambié.
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  En la mochila puse una cámara, una grabadora, dos armas, balas, y un par de máscaras por las dudas, para que no nos reconocieran.

  Salimos callados sin despertar a Malena, realmente esta cansadísima.
  Con Gabriel llegamos lo más rápido que pudimos a la casa y saltamos por las rejas.


 - Muy bien Cari. – Dijo Gabriel. – Busquemos una entrada.

  Nos desplazamos Hasta el fondo y encontramos la puerta de la cocina abierta. Entramos lo suficientemente cautelosos para que no nos escucharan y las voces de hombres nos guiaron al lugar. Un saló lleno de hombres más o menos de la edad del señor Estevanez con trajes.


 - Cari cúbreme la espalda mientras grabo la conversación. – Dijo sacando la grabadora de la mochila.


  Saqué un arma y la cargué con 6 balas por las dudas. Me quedé vigilando que nadie viniera.


 - Mi hijo Sebastián Estevanez será el sucesor, me temo que por cuestiones de salud no podré seguir en el negocio. – Dijo Quique
 - ¿Sebastián sabe que estará a cargo de este negocio? – Preguntó un hombre desconocido.
 - Aún no lo sabe, pero sabe que trabajo de esto y sabe el peligro que corre. – Dije Quique. – En lo más posible trataré de comunicarle hoy.
 - Sr Estevanez, obtuvimos la información de una agente anda por detrás de su hijo.
 - Si, yo también he escuchado eso, pero ya hablé con Sebastián de eso y sabe perfectamente lo que tiene que hacer.
 - También tuvimos un problema con los del norte… La policía nos encontró, perdimos una gran cantidad de mercancía y cuatro de los nuestros quedaron detenidos.
 - ¿No los sobornaron?
 - No aceptaron una sola moneda.
 - No se preocupen los sacaré de la cárcel, pero necesito más mercancía…


  Gabriel continuó grabando la conversación hasta el final.


 - Muy bien señores, es lo único que tenía para comunicarles… Pueden retirarse. – Dijo Quique levantándose.
 - Gabriel, vámonos… Ya terminaron. – Dije tomándolo del brazo.
 - Apúrate… ya vienen. – Salimos corriendo.


  Salimos por la misma puerta


 - Alto – Susurró Gabriel. Una empleada casi nos descubre.


  Saltamos la reja y salimos corriendo para casa de Malena
  Cuando llegamos a la casa, ella estaba en pijama preparando el desayuno.

 - Bueno días – dijo bostezando.
 - Ho… Ho…Hola. – Dijo Gabriel mirándola.
 - Deja de babear el piso. – Le pegué en el hombro. Malena sólo rió
 - ¿Donde fueron? —

Capitulo 11

 - Amm yo… yo... – tartamudeó. Estaba nervioso por mi cercanía. – No tengo mucho que decir sobre mi padre. – Esbozó una sonrisa nerviosa.
 - Oh apuesto que es un muy buen hombre de negociosos… - Rocé mi pie contra su pierna.
 - De… de hecho sí, es un muy buen hombre de negociosos… - Dijo un poco ruborizado.
 - Y ¿En qué empresa trabaja? – Me acerqué un poco más a su rostro. Podía sentir su perfume chocar contra mi nariz.
 - Ah… - Dijo mirando mis labios. – Creo que se me olvidó…
 - ¿Cómo se te puede olvidar? – Me alejé riendo. Parecía un perro baboso.
 - No lo sé. – Sonrió. – ¿Que quieres pedir? – Dijo mirando el menú.
 - Lo que tú pidas. – Le guiñé un ojo. El me miró sorprendido. Me gustaba jugar con él.
 - Entonces, comeremos caracoles. – Dijo cerrando el menú.
 - ¿Caracoles? – Dije sorprendida.
 - Si, no me digas que no te gustan.
 - Nunca eh probado eso. – hice cara de asco.
 - Es mentira. – rió. – Pediremos otra cosa.


  La cena continuó normal, no pude sacarle más información sobre su padre. Era imposible por más que hiciera lo que hiciera no soltaba ni una palabra.

  *- Ay Estevanez, eres tan guapo - * Pensé. *- Un momento… No no no eso no.* me reprendí.


 - ¿Vamos? – Me extendió su mano.
 - ¿A dónde? – La tomé.
 - A caminar. – sonrió.


  Tomé su mano y nos dirigimos a una plaza cerca de ahí. Por un momento el rozó su mano contra la mía hasta que se animó a tomarla. No dije nada, realmente me agradaba la sensación que se producía al sentir su tacto. Al mismo tiempo sentía como Gabriel maldecía en el pequeño auricular que había colocado en mi otro aro.


 - Esa es la fuente de los deseos. – Señaló. – Dicen por ahí que si tiras una moneda y pides un deseo se hace realidad. – Me sonrió y sacó dos monedas. Una me la dio a mí y la otra la tiró a la fuente. Dos segundos después imité su acto.

 - ¿Tienes frío? – dijo al ver que me refregaba los brazos.
 - Si un poco. – Dije mordiendo mi labio.
 - Toma. – Me puso su campera.
 - Gracias. – Sonreí.


  Él había quedado muy cerca de mí… Sus ojos cafés brillaban a la luz de la luna y su perfume embriagador me trasportaba a otro lugar donde sólo existíamos él y yo. Lentamente comenzó a acercarse, automáticamente puse mis manos en su cuello y él en mi cintura… Ya no escuchaba a Gabriel por el auricular, tampoco me interesaba, en ese momento lo único que tenía en mente era besar sus labios.
  Estaba a dos milímetros de tocar sus labios cuando mi celular sonó.

 - * Maldito ****** - Insulté en mis pensamientos. Me alejé de Sebastián y atendí mi celular.

 - Hola – Atendí molesta.
 - Carina te ordeno que en este mismo instante te alejes de él y vuelvas a casa. – Dijo Gabriel enojado por el otro  lado.
 - Está bien. – suspiré. – Nos vemos en casa. – Colgué. – Debo irme. – Le dije a Sebastián. – Es demasiado tarde y mañana hay escuela.
 - Tienes razón. – Sonrió. – Te acompaño hasta tú casa.


  Caminamos en el medio de la noche los dos juntos abrazados.
  

 - Aquí es. – Dije parándome en la puerta.
 - Am bueno… - Dijo nervioso. – Te veo mañana. – Sonrió.
 - Claro. Te veo mañana. – Besé su mejilla.
 - Adiós. – Saludo con su mano.


  Me metí en la casa quitándome los tacones que me estaban matando. Al entrar en la sala dejé mis zapatos en la orilla


 - GABRIEL ¿DONDE ESTAS? – grité furiosa.
 - No estoy en la cocina… - Dijo.


  Me fui directamente y ahí estaba él comiendo un emparedado.


 - Hola. – Dijo con la boca llena.
 - ¿Como que hola? – Dije alterada. Tomé su empardado y lo tiré al piso.
 - ¡Hey! No me faltes el respeto. – Frunció el seño.
 - Ya te dije que no me interrumpieras en las misiones soy lo suficientemente grande como para controlarlas sin que me estés regañando. – Dije molesta.
 - No creo que sea parte del plan estar besuqueándote con Estevanez. Pensé que eras profesional Carina...
 -¡LISTO! SE ACABO – Dije yéndome.
 - ¿A dónde vas? – Dijo saliendo por detrás.
 - Voy por el teléfono a decirle al Sr. Williams que aborto la misión. – Dije tomando el teléfono. —

13 feb 2014

Capitulo 10

 - ¡Suéltame! Aún no termino con ella… - Dije pataleando.
 - ¿Carina sabes que pueden expulsarte? Tienes suerte de que ningún maestro estuviese… - Dijo dejándome en una banca.
 - Hubiese corrido el riesgo… - dije acomodando mi cabello.
 - No digas eso Carina, yo me hubiese vuelto loco sin ti. – Dijo ruborizado.
 - ¿Cómo? – Dije confundida.
 - Que me he encariñado mucho contigo.
 - Oh… - dije sorprendida.
 - Tienes un pequeño rasguño en la mejilla. – Dijo tocándome
 - Esa zorra… - maldije. – No es nada a comparación como la deje. – Sonreí al acordarme.
 - Te recomiendo que no armes líos. –dijo serio.
 - Yo no comencé.
 - No digo que seas tú la que comenzó todo… pero si algo sucede sólo no le hagas caso.
 - Así no funcionan las cosas. – Fruncí el ceño.
 - Aquí sí.
 - Yo no me voy a quedar con los brazos cruzados… - Dije molesta. – Esa estúpida se metió con la persona equivocada.
 - Tranquilízate. – Tocaron el timbre. – Debemos ir clases… - Me extendió la mano.
 - Ok. – La tomé.


   Caminamos hasta el salón y luego me senté con Ana. Ella me contó como Victoria lloraba desconsoladamente y se refregaba el rostro.


 - Wow Cari nunca pensé que harías eso… - Dijo Ana sorprendida. – Debiste ver como le quedo la cara a Victoria. – Dijo riendo.
 - La pobre pensó que no haría nada.
 - Se lo merecía… - Añadió. – Era hora de que alguien la acomode en su lugar… - reí.


  Las clases continuaron normal… No volví a ver a Estevanez.

  Cuando volví a casa le conté a Malena lo que había sucedido.


 - ¡Carina! ¿En serio hiciste eso? – Dijo sorprendida.
 - Ella se lo merecía – Exclamé. – Me llamó mugrosa.
 - Menos mal que ningún maestro te vio…
 - Si. – Suspiré. – Oye ¿Te puedo pedir un favor?
 - Am si
 - No le digas nada de esto a mi hermano. – Dije.
 - ¿Por qué? – Preguntó.
 - Porque me regañaría y armaría un escándalo. – Expliqué.
 - Está bien no le diré nada. – Dijo yendo a la cocina.
 - Estevanez me llevará a “Miraflores” – Mencioné.
 - ¿Qué? – Volvió corriendo. – Ese restaurante es hermoso. – dijo emocionada.
 - Lo sé. – Dije seria. – A las 20:00 lo veré allí. ¿Ya tienes las cosas listas?
 - Si sólo falta Gabriel.
 - Me iré a duchar.


  Abrí la llave de la ducha para que se fuera entibiando y tomara temperatura agradable. Luego de ducharme escogí algo para ponerme. http://www.polyvore.com/dhsagdjhsgdjhasg_yes/set?id=71693512


 - Cari. – Dijo Gabriel. – Necesito que… - Se calló al verme.
 - ¿Qué? – Dije.
 - Ni pienses que vas a ir así jovencita. – frunció el seño.
 - Gabriel, no empieces… - advertí.
 - Eres demasiado chica para usar eso.
 - ¡GABRIEL! – Exclamé. – Tengo 16.
 - Como dije, demasiado chica.
 - Basta
 - Como sea… - Revoleo los ojos. – Toma ponte esto en uno de tus aros.
 - ¿Qué es?
 - Es un pequeño micrófono para poder escuchar lo que dice. – Mencionó.


  Terminé de arreglarme y baje. Malena ya estaba con un bolso negro en la mano.


 -¿Lista? – Sonrió
 -Eso creo. – Dije nerviosa.
 - ¿Tu primera cita? – Dijo levantando una ceja.
 - No es una cita – Fruncí el ceño.
 - Como digas. – río.


  Malena me llevó en su auto hasta el restaurante, mientras Gabriel venia en una camioneta especial atrás de nosotros.


 - Muy bien cariño. – Dijo cuando llegamos. – Ya sabes. trata de sacar toda la información que más puedas. – sonrió.
 - Esta bien. – Dije bajando del auto.
 - Espera… - Me detuvo.
 - ¿Qué?
 - Toma – Me dio un pequeño lápiz labial.
 - ¿Para qué me das esto? –Pregunté confundida.
 - Por si te besa. – Dijo riendo.
 - Cállate. – Fruncí el ceño.
 - Anda ve, que se te hace tarde.- arrancó el auto.


  Llegué hasta la puerta del restaurante. no había señas de él por ningún lado. Decidí entrar y esperar en una de las mesas. Un mesero se acercó a tomar el pedido… Sólo pedí un vaso de agua.

  Seguí esperando. Eran las 22:15 y él no aparecía. *¡Genial! Mi primera cita y me dejan plantada* – pensé.

  Me levanté de la mesa y me fui hasta la puerta… Iba a decirle a Gabriel que me llevara a casa. Lo único que había hecho era perder el tiempo.


 - Hey ¿A dónde vas? – me tomó del brazo.
 - A casa. – Dije molesta.
 - Oh vamos… No te enojes, se me hizo tarde. – Dijo
 - Pedro, son las 22:19 esa no es hora de llegar. – Dije molesta. – Al menos me hubieses avisado que llegarías tarde.
 - Es que… - Suspiró. – No me dejaban venir y me escapé.
 - ¿Como que no te dejaban venir? – subí una ceja.
 - Es algo difícil de explicar, no entenderías. – Miró hacía abajo.
 - Esta bien no me digas.
 - ¿Aún quieres cenar conmigo? – Preguntó tímido.
 - OK. – volvimos a entrar.


  Como todo un caballero me acercó la silla al sentarme. Cuando se sentó en frente de mí, me observó por unos minutos.


 - Que linda te ves. – Me sonrió.
 - Gracias.
 - En dos semanas haré una fiesta en mi casa. – Dijo. – ¿Quieres ir?
 - Si, iré con Anabel. – Sonreí. – ¿Tus padres te dejan hacer una fiesta? – Pregunté.
 - Si… mamá está de acuerdo y papá vuelve en un par de días. – Sonrió nerviosamente.
 - Cuéntame más sobre tu padre. – Me le acerqué un poco más… —