4 mar 2014

Capitulo 18

  Mi corazón dejó de latir. Dios porqué me metía en tal embrollo. No podía articular ninguna palabra.


 - Yo… - Puso un dedo en mi boca.
 - No me lo digas ahora. – Sonrió.
 - Está bien. - sonreí.


  Desprevenidamente tomó mis mejillas y me acercó hacía su boca. Era un beso tierno y dulce. Suavemente acariciaba mi mejilla. Automáticamente coloqué mi mano en su nuca profundizando más el beso. Lentamente comenzó a introducir su lengua… Debía admitir que el chico sabía besar. Antes de separar nuestros labios mordí su labio inferior.


 - Auch – Dijo riendo.
 - Te lo merecías – reí tiernamente. – Me dejaste marcas en el cuello.
 - Lo siento. – sonrió. – Espero que no te haya causado problemas.
 - No, mi hermano no lo notó. – Hice una mueca.


  Nos quedamos abrasados viendo el resto de la película. El olor de su perfume me embriagaba y sentir sus enormes músculos me hacían sentir protegida.
  
  Al terminar la película nos levantamos y fuimos con Anabel y Juan que los habíamos dejado solos todo ese tiempo.


 - ¿Donde se metieron? – Dijo Juan levantando una ceja.
 - Fuimos a arreglar un par de cosas. – Dijo Sebastián guiñándome el ojo.
 - Cari, ¿Me acompañas al baño? – Ana quería contarme algo, Me había dado cuanta por la mueca que había hecho.
 - Claro, ya volvemos. – Dije sonriendo.


  Nos dirigimos al baño y ni bien terminamos de entrar Ana comenzó a hablar todo mezclado.


 - Espera – dije tranquilizándola. – Despacio. – Reí.
 - Juan dijo que hace mucho que yo le gustaba y quiere que andemos en “algo” – Dije haciendo comillas imaginarias.
 - Que bien. – Sonreí.
 - Y ¿Tú? – Dijo emocionada.
 - Pedro me pidió ser su novia. – Dije no con tanto entusiasmo.
 - OHH eso es genial – Dijo emocionada. – Pero, no te veo tan contenta. – Dijo seria. – ¿Pasó algo?
 - Es que… - Suspiré. – No entenderías, tal vez… otro día te lo explique.
 - Ok. – Dijo. – Vamos, los chicos nos deben estar esperando.
 - Está bien. – sonreí.


  Los chicos no estaban esperando sentados en una mesa.


 - ¿Listas? – Dijo Juan.
 - Si. – Dijimos al unísono.
 - ¿Dónde iremos? – Pregunté.
 - Las llevaremos a un lugar especial. – Dijo Sebastián.


  Salimos del cine y nos caminamos hasta un parque con un lago. El lugar era hermoso. En el agua se reflejaba la luna llena.


 - Es bello. – Dije admirando el lugar.
 - Anabel ven que quiero enseñarte algo. – Juan tomó su mano y se fueron.
 - Supongo que quedamos nosotros dos. – sonrió.
 - Si… Oye Sebastian… - Me interrumpió.
 - ¿Sebastián? – Se sorprendió. – ¿Como sabes que es mi nombre?
 - Hoy en tu habitación. – Dije nerviosa… Cómo fue posible que se me escapara – Vi en la puerta que decía Sebastián.
 - Oh… - Dijo agachando la cabeza.
 - ¿Porqué mentiste tu nombre?
 - No me entenderías… - Dijo cabizbajo. – Pero no le digas a nadie que ese es mi verdadero nombre. – Suplico. – Eres la única que lo sabe.
 - Ok… - Dije aliviada, Al parecer se había creído lo de la puerta.


  Caminamos de la mano cerca del lago. Conversando un poco más para “conocernos” le gustan los deportes extremos y jugar rugby. También juagaba al tenis. Algunas veces actuaba y también era fanático de los autos. Él no era malo, era tierno, dulce y muy lindo. Estaba comenzando a pensar en dejar la misión. Como haría para matarlo si yo ya le tenía muchísimo afecto. Cada vez que veía sus labios quería besarlos.


 - Sebas… - dije abrasándolo del cuello.
 - Que lindo sobrenombre me pusiste- dijo con una sonrisa- ¿Qué querías linda?
 - Creo que ya es tarde…
 - Si, ¿Quieres que te lleve a casa? –
 - Por favor. – Dejé un tierno beso en su boca.
 - Ok, pero ¿Donde estarán Juan y Anabel? – Dijo sin soltarme de la cintura.
 - No creo que debamos preocuparnos por ellos. – Sonreí. – Pero voy a mandarle un mensaje a Ana diciéndole que ya nos vamos. – Saqué mi celular y envié el mensaje.


  Al instante Ana me contesto que estaba todo bien que ella se quedaría con Juan.
  
  Sebas me dejó en mi casa.


 - La pasé muy lindo contigo. – Sonreí.
 - Yo también. – sonrió. – Te veo después. – Beso mis labios.
 - Adiós. – entré a la casa.