Subí rápidamente a mi habitación y me tiré en mi cama, estaba
muy confundida, no sabía qué hacer. Y para colmo Me había mandado la macana de
decirle Sebastián en vez de Pedro.
- Cari ¿Puedo pasar? – Dijo Malena desde afuera.
- Si.
- ¿Que sucedió?
- Estoy en crisis. – Agarré mi cabeza. – Todo me está saliendo
mal.
- Sólo Dime que paso… ¿Te descubrieron? – Se sobresalto.
- No, bueno casi… - Pausé. – Le dije Sebastián en vez de Pedro.
- Y ¿Que te dijo? – se sentó en mi cama.
- Sólo se sorprendió y le dije que lo había visto en su
habitación… Me creyó, sólo por un pelo.
- ¿Como que su habitación? – Dijo abriendo los ojos. Genial,
me descubrí yo sola. - Carina no me digas que tú…
- NO – Exclamé. – Como se te ocurre. – Suspiré. – Supongo que
tendré que contarte lo que sucedió esta mañana.
Le narré todo lo que había pasado desde la vergonzosa escena
del posta hasta la escena más bochornosa…
- Carina ¿Te das cuenta que pusiste tu vida en peligro? – Dijo
Malena.
- Lo sé – dije desesperada. – Lo peor de todo es que él me
gusta.
- Si tu hermano te escucha te mata.
- Lo sé y… hay algo que aún no te he contado. – Miré hacia
abajo.
- ¿Qué?
- Quiere ser mi novio. – Dije susurrando.
- Eso es bueno. – Dijo un poco más calmada.
- Para mí no lo es. – Dije alterada. – ¿Qué hago?
- Dile que sí.
- Para ti es fácil, a ti no te gusta. – protesté.
- Es la única forma Carina. Además. – añadió. – Tal vez crees
que te gusta pero no lo es.
- ¿Ah? – Dije confundida.
- Muchas chicas piensan gustar de alguien pero sólo es una
ilusión. – Explicó.
- Si puede ser eso… - Dije aliviada.
- Bueno te dejo dormir… - Dijo besando mi frente. – cualquier
cosa, me cuentas – Salió por la puerta.
Me fui al baño a cepillarme los dientes y me puse mi pijama
para dormir.
Era domingo y me levanté por el sonido de los pájaros en mi
balcón. Miré mi reloj, 7:12 am
- Malditos pájaros. – Susurré.
Fui hasta el baño y volví… Mi cabeza me daba vueltas… Bajé por una aspirina y
Gabriel estaba haciendo el desayuno.
- ¿Qué haces levantada tan temprano pequeña? – Dijo aún con su
atención en el desayuno.
- Los pájaros no me dejaban dormir. – Hice una mueca.
- ¿Cómo vamos a hacer hoy? – Dijo.
- ¿Qué cosa? – Dije sin entender.
- Lo que te dije ayer… me vas ayudar si o ¿no? – dijo
frunciendo el ceño.
- Claro que sí. – Dije.
- Ok.
- Después de almorzar iré con ella al Shopping y volveremos a
la noche… ¿Ya sabes lo que tienes que preparar?
- Si. – Dijo entusiasmado. – Pero que vas a hacer tú mientras
nosotros estemos cenando.
- Me quedaré en mi habitación. – Dije sin ganas. – no tengo
ganas de salir.
- Está bien. – Dijo.
El día continuó normal, después de almorzar hice lo que
habíamos planeado con Gabriel. Cuando volvimos… Dejé que Malena fuera hasta la
cocina donde Gabriel le tenía todo preparado. Yo subí a mi habitación y me di
una ducha relajante.
Mientras me duchaba cantaba una canción muy pegadiza que había
escuchado en la radio.
Puedo imaginar pero no sé cómo se siente
Que el mundo se detenga cuando acaricia mi piel
Que las manos del reloj no giren si no está presente
Dicen que es tan suave, dulce y fluye como miel
Que las manos del reloj no giren si no está presente
Dicen que es tan suave, dulce y fluye como miel
(Jesse y Joy)
Cuando salí de la ducha y me cambié ahí mismo en el baño.
Luego volví a mi habitación con una toalla en la cabeza. Abrí la puerta de mi
habitación y me di con una gran sorpresa.
- Sebas ¿Qué haces en mi habitación?
- Cari – dijo sorprendido. – yo pensé que te encontraría pero
veo que estabas bañándote.
- ¿Como entraste? Si mi hermano te ve te mata. – dije cerrando
las cortinas del balcón.
- Entre por tu balcón. – Sonrió. – Venía por mi respuesta… -
se acercó a mí. —