Me desperté por el sonido de mi alarma que indicaba que era
hora de ir a la escuela. Rápidamente se vino a la cabeza Sebastián, si mi
hermano lo veía nos mataba a los dos. Me giré para despertarlo pero él ya no
estaba, en su lugar había una nota.
“Cari, anoche la pasé de maravilla contigo. Me fui antes de
que tu hermano nos descubriera. Te veo luego en el colegio. Te amo Sebastián.”
Me levanté y fui a la sala, Gabriel y Malena dormían en el sofá,
por suerte tenían ropa. Tomé un poco de
jugo y volví a cambiarme para ir a la escuela. Les dejé una nota diciendo que
me iba. Mientras caminaba pensaba en lo de anoche… Tal vez Sebastián ya sabe quién
soy, porque cuando entré el pareció asustado, como si estuviese buscando o
tratando de encontrar algo. Pero de otra forma ya me hubiese matado. Por
cuestiones de seguridad metí en mi bolso un arma…
Cuando llegué a mi salón la única que estaba allí era Anabel.
- ¿Qué haces sola? –dije riendo.
- Los demás a un no llegaron. – Dijo.
- ¿Cómo te fue con Juan?
- Bien. – Sonrió. – Creo que pronto me pedirá ser su novia. –
dijo emocionada.
- Genial. – sonreí.
- Y ¿Tu como vas con Pedro? – preguntó
- Bien, somos novios.
- ¿Tan pronto? – dijo sorprendida.
- Si, es algo raro. – reí.
- Cambiando de tema, ¿Me puedes prestar los apuntes de
literatura?
- Si están en bolso sácalos. – dije viendo un mensaje de Sebas
en mi celular.
- Carina… –dijo Anabel.
- ¿Qué pasa?
- Porqué tienes un arma en tu bolso. – dije sorprendida. Mi
cuerpo se heló
Me volví rápidamente y lo escondí de vuelta en el fondo de
todo el bolso. Luego tapé la boca de Anabel y le dije.
- No digas nada. – Me miro sorprendida. – veras yo soy una
espía y estoy en peligro. Nadie tiene que saber esto. ¿Me escuchaste? – Ella me
miró asustado y asintió.
- Por un momento pensé que me ibas a matar. – Dijo aliviada.
- ¿Debería hacerlo? – dije seria. – me descubriste, pero no lo
haré… a ti no es a quien busco.
- No te preocupes, no le diré nada a nadie.
Ninguna de las dos tocó el tema durante toda la mañana. Y yo
por otro lado quería patearme… estaba haciendo todo mal… tal vez debería
alejarme por unos días de la escuela. En el segundo receso tomé mis cosas y salí
para casa… no quería correr el riesgo de que alguien más me descubriera.
Salí a la vereda comencé a caminar en dirección a casa.
- Carina. – Escuché, giré y Sebas venía corriendo. – ¿Que
sucede, porque te vas?
- No me siento bien. – Fingí dolor de cabeza.
- ¿Quieres que te acompañe tu casa? – dijo preocupado.
-No hace falta. – sonreí. – Te veo luego. – lo besé.
Continué mi camino hasta llegar a casa. Cuando entré Gabriel y
Malena recién se estaban despertando.
- Buenos días, bellos durmientes. – Dije riendo.
- Cari, ¿Que pasó? aún es muy temprano para que salgas del
colegio – Dijo Malena desperezándose.
- Ven que tengo que contarte algo. – Tomé su mano y la lleve
hasta el patio de atrás.
Le conté lo que paso con Anabel
- Carina dime que no es cierto – Exclamó Malena.
- Me estoy volviendo loca. – Dije tomando mi cabeza entre las
manos. – Cada cosa que hago, la hago mal y todo es por culpa de Estevanez.
- Cálmate… no entres en pánico.- Dijo tranquilizándome.
- Tal vez debería abortar la misión. – Agache la cabeza.
- De ninguna manera. – Dijo Malena moviendo la cabeza. – ¿Quieres
que el asesino de tus padres quede impune?
- No, pero…
- ¿Pero qué? Ten en cuenta de que todavía tienes 16 años. Toda
una vida por delante… y vas a conocer a más hombres. No debes preocuparte por Estevanez.
- Ok. – Suspiré. – Pero por esta semana no volveré a la
escuela.
- Si, es lo mejor. – Dijo. – ¿Que harás con Sebastián? –
Preguntó.
- Lo veré de vez en cuando. Hasta que llegue el día de la
fiesta. – dije seria.
- Chicas… - Dijo Gabriel. – Vengan.
Seguimos a Gabriel hasta su habitación. En los monitores vimos
que dos camionetas negras salían de la mansión Estevanez.
- Debemos impedir que entreguen esa mercadería. – Dijo Gabriel
buscando un par de cosas en su armario.
Volví a mi habitación. Me cambié
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mochila.
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Comunicaciones telefónica:
- Jefe ya detuvimos el cargamento.
- Muy bien Carina ¿Cuanto era?
- Diez mil kg de Marihuana.
- Perfecto ¿Cómo va la otra misión?
- Todo va según lo planeado.
- Ok, si saben de algo más me llaman.
- Que tenga buenos días. - Colgué.
Me acerqué a Gabriel y le dije que ya había informado al jefe.
-¿Carina? – Sentí una voz detrás de mí. – ¿Eres tú? —