10 mar 2014

Capitulo 22

 - ¿Alejandro? – Dije sonriendo.
 - El mismo. – Me abrasó.
 - ¿Qué haces aquí? Pensé que aún estabas en esa misión en Neuquén.
 - Volví hace tres días y justo hoy me mandaron de refuerzo. – sonrió.
 - Que buenos es volver a verte.
 - Estas cambiada. – Dijo. – incluso muy linda… Bueno, siempre lo fuiste. – Agregó.
 - Que no te escuché Gabriel porque te mata. – Reí.
 - ¿Tendrías un tiempo para ir a tomar un café? – Preguntó.
 - Claro. – Sonreí.


  Le avisé a Gabriel que iría con Alejandro a una cafetería.


 - ¿Qué deseas tomar?
 - Un café simple está bien. – Sonreí. 


  Alejandro hizo el pedido.


 - Cuéntame, en que misión estas ahora.
 - Estoy con los Estevanez.
 - Oh, son muy peligrosos Cari. – Dijo preocupado.
 - Lo sé. – Hice una mueca. – Por ahora lo llevo bastante bien.
 - Y ¿Cuál es tu plan? – Dijo bebiendo de su tasa.
 - Por ahora soy “novia” de Sebastián Estevanez. – dije. Alejandro escupió su café.
 - ¿Qué? – Tosió. – ¿Como que…?
 - Sólo es por la misión. – Reí.
 - ¿Gabriel sabe?
 - No. Ni debe saberlo… él piensa que sólo soy una amiga que le saca información.
 - No creo que sea buena idea… - Dijo serio.
 - Estás celoso, dilo. – Reí.
 - Creo que si… - Dijo avergonzado. – Sabes que nunca dejaste de gustarme.
 - No sé qué decirte.
 - No hace falta. – Sonrió. – Dime que cuando termine todo esto me llamaras. – Tomó mi mano.
 - Claro. – Sonreí.
 - ¿Carina?
 - Sebastián – Exclamé sorprendida.
 - ¿Quién es él? – Dijo molesto.
 - Él es Alejandro, Alejandro él es Sebastián, mi novio.
 - Mucho gusto. – Extendió su mano. - Cari debo irme. – Guiño un ojo. – te veo luego.
 - Claro. – Sonreí. – Adiós.

  Sebastián lo fulminó con la mirada.


 - ¿Que hacías con él?
 - Sólo vine por un café.
 - Acaso crees ¿Que no vi como te tomaba la mano? – Subió una ceja.
 - ¡Ay por Dios Sebastián! – Bufé. – Sólo es un amigo. – salí de la cafetería.
 - Carina vuelve. – Dijo saliendo del lugar.
 - ¿Para qué? ¿Para qué me hagas una escena de celos con tan sólo 2 días de novio?
 - Sólo… - Suspiró. – Perdón. – Agachó su cabeza. – Creo que enloquecí.
 - Si.
 - Es que realmente siento cosas por ti y no tuve relaciones muy buenas…
 - Se a que te refieres.
 - ¿Me perdonas? – Sonaba sincero. Su rostro parecía le dé un perrito mojado. No podía resistirme.
 - Claro que sí. – Lo abrasé.
 - Te quiero. – Dijo besando mi frente.
 - Yo igual.


  Caminamos juntos tomados de la mano hasta llegar a casa.


 - Cari hay algo que nuca te pregunté… - dijo agachando la cabeza.
 - ¿Qué?
 - Sobre… - Tartamudeó. – Tus… tus padres.
 - Oh. – Cambié mi expresión.
 - Si no quieres, no digas nada…
 - Ven. – Me senté en el cordón de la calle. – Te contaré la historia.


   Él se sentó a mi lado y me miró atentamente.


 - Tenía 12 años cuando… - Comencé a relatar mi historia, Una vez más a revivir todos aquellos recuerdos, que lograron sacar varias lagrimas de mis ojos y un par de puntazos en el corazón. – La policía nunca lo encontró.
 - Y tu hermano y tú ¿Que hicieron? – Preguntó con una expresión de pena en su rostro.
 - Nos quedamos en casa de mi tía, mientras mi hermano trabajaba en pequeños puestos de comida para ayudarnos y luego… y luego presentó un curriculum en una empresa de técnicos de computador. Ahí pudo ganar un poco más… Consiguió novia y aquí estamos. – Mentí.
 - Wow. – Dijo. – Es una historia impresionante.
 - Si, trato de no recordar para no terminar quebrándome en llanto. – Limpié mis lágrimas.
 - Perdón. – Dijo apenado.
 - No te preocupes. – Sonreí. – De cualquier modo te ibas a enterar.
 - Eres una chica increíble. – Me abrasó.

 - Gracias.