- Por favor Malena… ¿Qué cosas dices, mujer? – dijo entre risas.
- Sebastián, por favor. – Dijo seria. –Esto es serio. Carina tiene los mismos síntomas que yo cuando me enteré que estaba embarazada de Guillermo.
- Sí, pero ella fue al médico. Si hubiese estado embarazada el médico lo hubiese detectado. – frunció el ceño.
- Ah… Sebas. – Dije insegura.
- ¿Qué?
- Lo cierto es que… Nunca fui al médico. – Agaché mi cabeza.
- ¿Cómo dices? – preguntó atónito.
- Nunca fui al médico ¿Si? No me preocupaban los síntomas, pensé que era algo pasajero…
Además quería seguir en el caso.
Sebastián abrió la boca para decir algo pero Malena le ganó y habló primero.
- Bueno, bueno… eso ya no importa. Ahora voy a ir a la farmacia y te compraré un test. – dijo Malena tomando su bolso.
Me senté en el sillón y tapé mi rostro con las manos. ¿Y qué si era verdad lo del embarazo? Yo aún no estaba preparada para tener un hijo.
Sebas se sentó a mi lado y suspiró pesadamente. Lentamente saqué las manos de mi cara y lo miré de reojo.
- Sebastián… - Él no contestó. - ¿Estás molesto?
Unos minutos de silencio llegaron a inundar la atmósfera.
- Sí. – Murmuró. – Sí, estoy molesto. – frunció el ceño mirándome fijamente. – No puedo creer que me hayas mentido.
- Lo siento, amor. – dije colocando una mano en su hombro.
Él se quedó inmóvil… Lentamente retiré mi mano y me levanté para ir a mi habitación.
Estaba a punto de subir las escaleras cuando unos brazos fuertes y desnudos me abrazaron por detrás.
- Pero por otro lado estoy emocionado por la idea de tener un hijo tuyo. – susurró en mi oído.
Di media vuelta y lo vi con los ojos un poco cristalizados.
- Te amo. – Lo abracé.
El abrazo duró varios minutos y luego pude sentir como sus suaves labios rozaban con ternura los míos para unirse en un beso dulce y tierno. Su lengua comenzó a abrirse paso hacia mi boca y comenzó a bailar dulcemente con la mía mientras profundizaba un poco más el beso, tomándome de la cintura y apegándome más a él.
Luego, nos separamos y juntamos nuestras frentes mirándonos fijo uno al otro.
- Tengo miedo. – murmuré sin romper la conexión que había entre nosotros.
- ¿De qué amor?
- No estoy preparada para ser madre…
- Yo pienso que serás un muy linda mamá. – besó cortamente mis labios.
Malena nos interrumpió, ya había llegado con el test.
Me explicó brevemente lo que debía hacer y luego me metí en el baño.
***
- ¿Carina? – golpeó la puerta Malena. - Carina ¿Estás bien?
- Si, si estoy bien. – dije nerviosa.
- Si me necesitas me llamas.
- Ok, Gracias. – dije sin abrir la puerta.
Estaba sentada en el piso mirando el test, esperando los resultados… Mi corazón latía desenfrenada-mente y mis emociones estaban al límite.
Vi cómo se daban a la luz los resultados.
- Negativo. – Murmuré.
Una parte de mí sentía alivio, la otra parte estaba desilusionada… En el fondo de mi ser había albergado la idea de formar una verdadera familia con Sebastián.
Abrí la puerta del baño y me encontré con un Sebastián en el piso y su espalada apoyada contra la pared.
- ¿Sebas que haces ahí? Levántate. – Dije un poco divertida.
- Te estaba esperando. – Dijo rápidamente mientras se levantaba. - ¿Qué salió? – preguntó desesperado tomándome de las manos.
No quería decírselo, él estaba entusiasmado… y en sus ojos había un brillo de esperanza. Pero no le mentiría, no otra vez y menos con un tema tan delicado.
- Sebas, yo no estoy embarazada. – dije algo apagada.
Se quedó en silencio, mirándome fijamente sin decir nada. Luego soltó mis manos.
- Bueno. – Habló por fin. – Era lo que querías, así que felicidades. – Dijo frio.
No podía creer su reacción. ¿Qué le sucedía? Era cosas que podían pasar, como le pasaron a muchas personas.
- ¿Cómo? – dije sorprendida.
- Tú no querías embarazarte y bueno. – dijo del mismo modo.
- ¿Sabes? Tu actitud me lastima. Si te sirve de algo… – Me dirigí a la habitación. – Cuando vi que era negativo, también me desilusioné. – abrí la puerta de la habitación y entré.
Sebastián no entró a buscarme… sólo sentí como sus pies bajaban por las escaleras.
Me tiré en la cama y miré hacia el techo, tocando mi vientre suavemente imaginando como sería mi hijo o hija si lo tuviera en ese mismo momento en mis brazos.
Estuve así mucho tiempo, pensando… hasta que mi celular sonó.
- Hola. – contesté.
- Carina, necesito que vengan a la agencia. Los Suarez están a punto de confesar…
- Ok. – me incorporé de golpe. – En menos de diez estamos ahí.
Colgué y baje rápidamente las escaleras.
- Sebastián, Alejandro acaba de llamar. Nos necesitan en la agencia.
- Ok. – Sebastián tomo las llaves y salió.
- Ya me dijo lo que sucedió. – Dijo Malena.
- Si… creo que es un tema muy delicado y hay que tratarlo con tranquilidad. – opiné.
- Hablen, no se disgusten solo por eso. Ahora ve… que si no vas a llegar tarde.
- Nos vemos después, Male. – Dije saliendo por la puerta.
El camino hasta la agencia fue silencioso, ninguno de los dos emitió sonido ni cruzamos las miradas.
En ese preciso momento me acordé de Ivana. Tenía que des-enmascararla, pero… ¿Cómo? Mis pruebas no eran tan convincentes… A menos que encontrase algo en su bolso como para delatarla.
Hice un plan mental de cómo podría concretar mi hazaña.
Habíamos llegado al edificio, subimos los ascensores y luego entramos a la oficina… Allí se encontraba Ivana y Alejandro charlando. Rápidamente mi vista se posó en su brazo derecho el cual traía una venda.