Me quedé mirando a Sebas un par de segundos. Sus pestañas largas, su perfecta nariz, su boca rosada y tentadora. Me acerqué sólo un centímetro más y besé cortamente sus labios. Él comenzó a abrir sus ojos y luego su boca se curvó en una sonrisa.
- ¿Estás bien? – preguntó.
- Sí. – volvía besarlo.
- Anoche me preocupaste, cuando volví a la cama y no estabas baje y te vi tirada en el suelo, mi corazón comenzó a latir desesperado. ¿Sabes lo mucho que me asusté? No pude llevarte a un médico porque… - Lo callé con un beso. - ¿Sabes? Es lindo que me calles así. – sonrió.
- Fui a buscarte porque no quería que estuvieses molesto. – dije algo apenada. – Me estaba durmiendo y… TÚ SABES QUE TE AMO, NO HACE FALTA QUE TE LO DIGA. – Me quejé.
- Ya lo sé. – me besó. – Sólo pensé que aún seguías molesta por lo de… - Lo volví a callar con un beso. No quería que estuviese remarcando siempre ese tema, sino haría que me enojara en serio.
- Espero que no se te haga costumbre eso de callarme a besos. – Rió.
- Sino qué. – lo reté.
- Voy a querer que lo hagas todo el tiempo. – susurró.
- No tengo problemas.
- Carina.
- ¿Sí?
- Quiero preguntarte algo, pero no sé si… te va a molestar.
- Pregúntalo.
- ¿Segura?
- Anda.
- Ok, ¿Qué le dijiste a Ivana ayer en el centro comercial?
- ¿Otra vez con eso? – Bufé. – Eso no importa. Listo. Ya fue.
- Sólo preguntaba.
- Olvídate de eso… ¿Si? Yo ya dejé bien en claro las cosas con ella.
- Ok. No te exasperes. – besó mi frente.
- No me exaspe… - Me calló con un dulce beso. - ¿Ahora eres tú el que me calla con besos? – reí.
- Claro. – rió.
Luego de estar un rato acostados nos levantamos. Teníamos que ir con Ale y la pelirroja mal teñida de Ivana.
Ale nos había enviado un mensaje con la dirección del nuevo punto de encuentro.
- Buenos días. – Dijo Ale. – Tengo que decirles que he encontrado otra pista para atrapar a Russo.
- ¿A sí? – dijo Ivana. - ¿Cuál?
- Uno de mis colegas me paso la data de que en estos momentos va en camino al aeropuerto en busca de uno de sus socios… Segundo Cernadas. A lo mejor podemos atraparlos ahí.
- Ok, ¿Qué estamos esperando? Vamos. – Dijo Sebas.
Cada uno se fue en su auto hasta el aeropuerto. Entramos por atrás y pudimos ver el momento justo en el que el auto negro de Russo salía otra vez a toda prisa.
-¡Maldición! – Exclamé. -¿Cómo es posible que siempre este un paso adelante que nosotros?
- Sujétate, porque otra vez va la persecución.
Inmediatamente llamé a Ale.
- Se escapan de nuevo. –dije.
- Lo sé, vengo detrás de ustedes, lo único que no sé es donde se metió Ivana.
- Esa idiota. ¿Dónde está cuando se la necesita? No sé ni para que la pusieron en este caso, lo único que hace es estar paveando por ahí.
- Ya Carina. – dijo Sebastián. Giré mi rostro y lo fulminé con la mirada.
Colgué, Saqué de nuevo el arma de abajo del asiento del copiloto y saqué la mitad de mi cuerpo por la ventana.
- Acércate más Sebastián.
Sebastián obedeció y aceleró aún más. La ventaja era que no había mucho tránsito ya que íbamos por una carretera.
Ale se fue del lado derecho del auto de Russo y Sebastián encaró por el izquierdo.
Alejandro comenzó a rozar el auto con el de Russo para que perdieran estabilidad y yo desde mi lugar comencé a dispararle en las gomas. Por suerte logré darle a la trasera y comenzó a perder velocidad, luego le di a la delantera y el auto fue parando lentamente.
Los rodeamos, ya no tenían escapatoria. Alejandro inmediatamente pidió refuerzos. Sebastián sacó un arma de debajo de su asiento y los dos nos bajamos del auto.
- Salgan con las manos en alto. – Gritó Sebastián. – Los tenemos rodeados.
Lentamente la puerta del piloto se abrió y salió Diego y del otro salió Emiliano.
- Las manos, donde las vea. – Lo apunté con el arma.
Procedimos a esposarlos y luego revisamos el auto. Russo no estaba. Todo había sido como una especie de señuelo, pero teníamos a los hermanos Suarez. Algo era algo.
- Bien hecho Cari. – Dijo Ale abrazándome. – eres genial. –besó mi mejilla.
- Pues, gracias. – sonreí.
- Hmm. – carraspeó Sebas. – supongo que ya deben venir los refuerzos.
- Sí. Pero lo que no entiendo es… ¿Cómo sabían que nosotros estábamos en camino? Cuando llegamos ellos ya estaban saliendo a toda prisa.
- Esto es… - De pronto comencé a marearme y casi caigo. Gracias a Dios Sebas me sostuvo a tiempo.
- Carina ¿Te encuentras bien? – preguntó Ale.
- Oh si claro… está a punto de desmayarse y seguro estará bien. – dijo Sebas sarcástico.
- Oye, ¿Qué te sucede? Sólo me preocupo. – dijo Ale molesto.
- Ya, tranquilos. – dije a penas. – sólo tengo que comer algo, nada más. Hoy no desayuné bien.
- Iremos a un médico.
- No, sólo debo comer algo, eso es todo.
- Llévala, yo me quedaré con los Suarez.
- ¿Seguro que podrás cuidarlos? – preguntó Sebas.
- Si, si llévala.
- Vamos.
Sebas me cargó hasta el auto y comenzó a conducir.
- Sebas, no quiero ir a un médico… sólo tengo que comer. ¿Quieres hacerme caso?
Ahora volvamos con Alejandro.
- No quiero arriesgarme. Puede ser algo grave.
- Sebastián, conozco mi cuerpo. No comí bien, eso es todo.
- Ok. Pero igual iremos a un médico.
- Si lo sé, tengo que ir, pero ahora no sólo quiero saber cómo es que Russo sabe cada paso que damos.
- Bueno Srta. Espía ahora vamos a ir a comer y luego al médico… Y le voy a decir al jefe que te de licencia por unos días. No puedes andar así… Menos si tenemos que atrapar a un tipo peligroso como Russo.
- No me gusta la licencia. – refunfuñé.
- Ve el lado positivo… Vas a tener tiempo de re-decorar la casa. – sonrió. – Ivana, Alejando y yo podemos encargarnos de este caso.
-Mmmm no lo creo. – Rápidamente se me vino a la mente las palabras de Ivana: “– Y voy a hacer lo que SEA para que se fije en mí…” Oh no, menos sabiendo que ella pondría sus tácticas de seducción con Sebastián. No podía permitirlo. – Tú no te preocupes, yo voy a estar bien y voy a seguir con ustedes en el caso. No hay nada que me haga dejar un caso, Sebastián.
- No lo vas a dejar, sólo… te tomaras unos días de descanso.
- No los necesito.
- Claro que sí.
- No Sebastián.
- Carina, ¿Eres o te haces? Te vas a tomar unos días de descanso quieras o no. – dijo molesto y la conversación terminó.