29 ago 2014

Capitulo 6

- Ustedes dos, se me separan ahora mismo. – dijo Gabriel serio, pero lo hacía en broma, siempre lo hacía.
- Ok, ok no te alteres. – reí.
- ¿De dónde vienen? – preguntó Sebas.
- Fuimos al parque. – sonrió. – Guille estaba como loco con los juegos. –rió.
- ¿Y ustedes fueron a ver la casa? – preguntó Malena.
- Sí. – contesté. – Es muy linda, grande y tiene una alberca en el patio de atrás.
- Aparte no queda muy lejos de aquí… - añadió Sebas.
- ¡Perfecto! – exclamó Malena.


  Inexplicablemente mis ojos comenzaron a humedecerse y comenzaron a caer lágrimas.


- Carina ¿Qué ocurre? ¿Por qué lloras? – preguntó Sebastián secando un par de lágrimas.
- No lo sé, estoy sentimental… - dije. – ¿Te imaginas? Nuestra casa…
- Si lo sé. – sonrió abrazándome.
- Melena me comentó que el jefe les dio otra misión… - dijo Gaby sentándose en el sillón.
- Sí. – Dijo Sebas. - Estamos con Alejandro Ortiz y otra chica en una misión.
-¿De qué se trata?
- Atraparemos a Russo. – dije. El rostro de Gabriel se puso en blanco.
- No voy a permitir que hagas esa misión. – dijo serio.
- ¿Por qué?
- Ese hombre tiene la mala fama de violar mujeres y luego masacrarla… No quiero que te expongas a ese maniático.
- Gabriel… ¿Cuándo vas a dejar de ser tan obsesivamente protector? Ya tengo veintiuno años, además somos cuatro en el caso.
- Ella tiene razón, además nunca permitiría que algo malo le sucediese.
- Carina, puedes por una vez en tu vida hacerme caso. Conozco lo que es Russo.
- Gabriel… - dijo Sebas. – Créeme que a tu hermana no le va a pasar nada, yo la cuidaré como a mí propia vida… - puso su mano en el hombro de Gaby.
- Ok. –suspiró pesadamente. – Confío en ti. – lo apuntó con el dedo índice.
- Tranquilo. – sonrió.


  Gabriel se fue a la cocina y nosotros dos nos quedamos ahí en la sala.


- ¿Por qué esa cara? – preguntó riéndose.
- Odio que Gabriel me trate como un bebé. – fruncí el ceño.
- Se preocupa por ti. – se sentó a mi lado.
- Pero es muy… Aaarg. – Suspiré molesta.
- ¿Qué es lo que te sucede hoy? Estás bipolar. – dijo divertido.
- Lo sé. – dije preocupada. – No sé por qué pero estoy muy cambiante.
- ¿Y si mejor vamos a comer?
- Ok.


  Comimos todos juntos y luego Malena y Gabriel se fueron a dormir con Guille, realmente estaban cansadísimos.
  Sebas fue a darse una corta ducha y yo me quedé investigando un poco más a Russo.


“ … En el 2008 se hizo conocido por protagonizar un macabro asesinato de una mujer de unos veinticinco años de edad aproximadamente, minutos antes de ser asesinada abusó sexualmente de la misma. Generalmente cuando ataca, busca chicas desde dieciséis a treinta años de edad, las engaña con cualquier excusa y las lleva a un descampado o lugar alejado de la ciudad donde sea muy difícil de encontrarlo.
A lo largo del año ya ha cometido seis asesinatos, incluyendo a su esposa e hija…”


  Continué leyendo.


“ …No actúa sólo, tiene dos secuaces que ayudan en el secuestro. Diego y Emiliano Suarez.
No todas las víctimas son asesinadas, algunas van destinadas a la trata de personas, se la cual se encargan Diego y Emiliano…”

“… También es conocido, por robar bancos y fraudes. Investigaciones recientes dicen que alrededor de diez mil personas han sido perjudicadas por este hombre. Sin mencionar que el banco “Liberty” ha sufrido una enorme salidera este último año la cual estaba encabezada por Russo…”


- Wow, este hombre es… un loco. – dije a mi misma. - Cómo es posible que aún ande suelto.


  Comencé a analizar las fotos que Alejandro había puesto en la carpeta. En una se lo veía claramente bajando de un auto negro, precisamente el mismo que nos siguió en la tarde. En otra se lo ve entrar en una puerta marrón caoba con rejas color negro, como una casa común y corriente. En la tercera están Diego y Emiliano, entrando por la misma puerta. Los hermanos son muy parecidos entre sí, a pesar de que no son mellizos, lo único que los diferencia es el pelo. Diego tiene el pelo corto, estilo militar, negro como el carbón y una barba apenas visible que sombrea la parte de su mentón. Emiliano, en cambio, tiene el pelo un poco más corto y sobresale de atrás una pequeña trenza, es un poco más alto pero tienen la misma barba apenas visible.


- Cari, ¿vienes a la cama? – preguntó Sebas abriendo las sábanas.
- Sí, en un minuto.


  Volví mi vista a las fotos, los dos hermanos iban acompañados de una misteriosa mujer, el cual no podía verle la cara ni el cabello, estaba encapuchada y llevaba unos lentes negros grandes, un abrigo negro que le llegaba a hasta por debajo de las rodillas y llevaba unos tacones. La parte que no cubría su abrigo, dejaba ver un tatuaje en particular en su pantorrilla derecha, algo así como una serpiente o especie de dragón que no se divisaba muy bien en la imagen.


- Cari, es tarde, ven a la cama. – Dijo Sebas desde ella.
- Ya voy. – dije exasperada.
- si no vienes, iré por ti.


  Tomé la siguiente foto y vi a Russo pasarle dinero a Diego, un fajo muy voluminoso se veía. Tomé la siguiente, pero unas manos me tomaron de la cintura y elevaron por los aires, quedando en los hombros de Sebastián.


- Sebastián bájame. –reí.
- Te dije que vinieras a la cama, es muy tarde para que te hagas la espía de más. – dijo divertido.
- Soy espía. Es mi trabajo.
- En estos momentos eres mi novia. – Dijo recostándome suavemente en la cama. – Quiero divertirme un rato… - dijo dejando suaves besos por mi cuello.
- Creo que ya tuviste demasiada diversión hoy en la ducha. – me aparté de él para ir por mi pijama.
- No lo creo.


  Volví del baño con mi pijama ya puesto, Sebas estaba dormido, él también estaba agotado.
  Con cuidado abrí las sábanas y me adentré en ellas, apagando la luz del velador que se encontraba en la pequeña mesita de luz.
  Sus fuertes brazos me envolvieron y me aprisionaron contra su pecho cálido.
  Colgué una de mis piernas arriba de las suyas y por último besó mi frente para poder cerrar por completo sus ojos.


- ¿Sabes lo que más me gusta hacer cuando el día termina? – murmuró.
- Qué.
- Sentirte conmigo todas las noches.
- Te amo. – Besé su mentón
- Te amo más.

  Luego de unos minutos mis ojos se cerraron y caímos en un profundo sueño.




A pedido de @ZampiniTalento y por no subir en la semana hoy dos capítulos, espero que les guste, muchas gracias por leer

Capitulo 5

  Estábamos en camino a ver una casa, no quedaba tan lejos de la de Malena, sólo un par de cuadras. La dueña nos esperaba para conversar sobre las comodidades de la casa y conversar por el precio.

  Veníamos conversando de cualquier cosas, pero Sebas se percató de que un auto nos perseguía.


- Ey Sebas, te pasaste… Esa era la casa. – Apunté con mi dedo hacia atrás.
- Nos persiguen. – Dijo acelerando.

  Giré un poco y vi un auto negro todo polarizado que venía muy pegado a nosotros. Rápidamente me coloqué el cinturón de seguridad.


- Acelera. – Dije.


  Sebastián puso el cambio y aceleró esquivando a los demás autos. Era una persecución de película.
  Sebastián tomó rumbo hacía una carretera que conducía través de un bosque, con la esperanza de perderlos. Nos escondimos bien entre los arbusto y vimos a dos hombres bajarse de ese auto.
  Silenciosamente saqué mi cámara del bolso y comencé fotografiarlos hasta que se fueron.


- ¿Podemos salir? – preguntó Sebas.
- Si. – afirmé.


  Encendió el auto y salimos de vuelta a la carreta volviendo al destino anterior.


- Sebas baja tú y habla con la Dueña mientras yo le comunico a Alejandro sobre lo que ocurrió.
- Ok amor.


  Saqué mi teléfono y marqué el número de Alejandro.


- Cari. – dijo al contestar.
- Ale, sucedió algo…
- ¿Terminaste con Sebastián? – preguntó haciéndose el chistoso. – Dime qué es eso... – suplicó riendo.
- No seas boludo. – reí. – No, no es eso... Es otra cosa.
- ¿Qué?
- Ya se enteraron que andamos por detrás de Russo.
- ¿Cómo? – preguntó sorprendido.
- No lo sé, pero hace unos minutos nos persiguieron un par de hombres en un auto negro. – expliqué. – logramos escondernos en un busque, pude sacarles fotos a ellos y al auto.
- Mañana me las muestras.
- Ok, debo irme.
- una última cosa... – mencionó.
-¿Si?
- Considera la idea de dejar a Sebas. – dijo burlón.
- Ni en sueños. – reí. – Adiós. – colgué.


  Bajé del auto y fui en dirección donde Sebas y la dueña de la casa conversaban.


-Hola. –saludé cordialmente. – Soy Carina.
- Un gusto cariño. – dijo risueña. – Soy Marta.
- Un gusto.
- Le comentaba al joven todas las comodidades...
- ¿Podemos entrar a verla? – preguntó Sebastián.
- Claro. – Dijo.


  Vimos cada rincón de la casa, era muy acogedora y me traía recuerdos de la casa de mis padres.
  La casa tenía tres habitaciones, muy espaciosas. Las tres estaban en el piso de arriba junto con un baño que incluía una hermosa bañadera con regadera. La cocina era hermosa y lo que sería la sala tenía suficiente espacio como para poner dos sofás y decorarlo muy lindo.
  El fondo de la casa estaba lleno de verde, con unas cuantas flores plantadas y parecía haber una alberca un poco deteriorada, pero nada que no se pudiera arreglar. El precio parecía ser bastante razonable a comparación de otras casas que ya habíamos visitado.


- Muy bien. –dijo Sebas. – Yo creo que debemos hablarlo y tal vez vengamos de nuevo. –sonrió.
- No se preocupen. –dijo amable la señora. – sólo llámenme y los estaré esperando.


  Volvimos al auto.


- ¿Que te pareció? – preguntó entusiasmado.
- Esta muy linda, a mi si me gustó. Además la señora parece ser muy amable y simpática. – Sonreí.
- ¿Qué dices si hoy vamos a pasear?
- No lo creo.
- ¿Por qué?
- Seguramente ya saben que estamos detrás de Russo y no es muy seguro que andemos afuera. – expliqué. – Lo mejor será que volvamos a casa.
- Tienes razón. – Sonrió – Volvamos a casa. Pero antes de volver ¿Pasamos por un helado?
- ¡Si!


  Sebas sabía como consentirme, aunque no era necesario, sabía muy bien lo que a mí me gustaba y sabía cómo hacer que un momento cualquiera se volviera especial.
 
  Cuando volvimos a casa Malena y Gaby no habían vuelto. Comencé a preocuparme más de lo normal… Tal vez los habían emboscados o peor, tal vez habían atrapado al pequeño Guille.

  Comencé a pensar cosas y a imaginarme cosas hasta que yo misma dije:

- “¿Desde cuándo tan paranoica? – pensé. – No debo pensar en cosas malas, ellos están bien. En cualquier momento atravesaran la puerta de entrada.”


  Comencé a sentirme un poco rara, o mejor dicho bipolar.

  Busqué a Sebas y lo abracé y dejé besitos en sus mejillas, él solo reía sin entender.


- ¿Qué te sucede? – preguntó riendo.
- No lo sé. – reí sin dejar de besarlo.
- ¿Estas mimosa? – me abrazó.
- Si. – murmuré.
- Creo que ese helado te hizo mal.
- Si eso parece. – reí.


  Comenzamos a besarnos lentamente me recostando en el sofá, pero sólo siguió con besos tiernos. Minutos después la puerta se abrió.

21 ago 2014

Capitulo 4

  Iba a girar la perilla para entrar y encerrarme en el baño pero unos fuertes brazos me rodearon por las piernas y en un segundo me encontraba en los brazos de Sebastián.


- ¡Suéltame Estevanez! – Dije pataleando.
- Deja de patalear, o nos caeremos. – rió.


  No hice caso y seguí pataleando. Sebas tenía razón, nos caímos, pero en la cama. Él encima mío.


- Te fastidias rápido. – Dijo sonriendo.
- Apártate de mí. – dije poniendo mis manos sobre su pecho pero era imposible él era más pesado que yo.
- Ya te dije que solo te amo a ti. – besó mis labios.
- Yo también ya te dije que solo te amo a ti y que no siento nada por Alejandro. – puse mis manos sobre su cuello.
- No desconfío de ti. – Dije cambiando su expresión. – Desconfío de Alejandro… Es obvio que aún siente cosas por ti. – Frunció el ceño. – Y tú eres solo mía.
- Que yo me acuerde no me habías comprado. – reí.
- Tú eres mía. Mi propiedad. – Besó mi cuello. – Soy el único que te besa. – Dejó un beso en mis labios. – Que te acaricia. – dejo otro. – Que te hace el…
- ¡¡Bueno!! – dije colorada. – Ya entendí. Soy tuya. – reí.


  Sebas comenzó a besarme, besos que pronto fueron deslizándose por el cuello, hasta más abajo, Luego mi remera desapareció. Los besos subían cada vez más y más de tono.

  No sé en qué segundo Sebas hizo desaparecer sus pantalones, se colocó entremedio de mis piernas y continuó el beso esta vez pasando sus manos por mis piernas hasta llegar a los muslos.

  Él iba deshacerse de mi short cuando…


- Cari. – dijo Gaby del lado de afuera.


  Sebas y yo nos miramos-


- ¿Qué? – contesté sin apartar a Sebas de mi.
- ¿Puedo pasar?
- Mierda. – susurré. Sebas rió.
- Ábrele. – se colocó rápidamente sus pantalones. – Lo nuestro puede esperar... – me guiñó un ojo.


  Me puse mi remera y abrí la puerta.


- Que. – Dije molesta.
- Solo te quería a decir que Malena, Guille y yo saldremos a comer afuera. – “¿Y para eso me interrumpes?” pensé.
- A ok. – dije.
- Volveremos a la tarde.
- Sebas y yo saldremos, lleva tus llaves. – dije antes de volver a cerrar la puerta.
- Ok…


  Cerré la puerta y miré a Sebas quien ya estaba tirado en la cama viendo tele.


- Bajaré a hacer el almuerzo. – dije Saliendo de la habitación.


  Fui hasta la cocina y mientras cocinaba me dispuse a leer la copia que nos había dado Alejandro.
“Hernán Russo, es un prófugo de la justicia, por fraude y estafas a muchas personas, a quienes vendía escrituras de casas truchas, por mucho dinero, robo en diversos bancos (protagonista de una de las salideras de banco más importantes del año pasado), Asesino y violador serial,
abusó sexualmente a su hija y su esposa para luego asesinarlas y enterrarlas en patio trasero de su casa. Secuestro a varias menores y las introdujo en la trata de personas, dirigida por uno de sus tantos socios Diego Suarez […] “

  Unas manos deslizándose por mi cintura me sacaron de mis pensamientos, haciendo que la piel se me erizara.


- ¿Qué hacías linda? – susurró en mi oído sensualmente.
- Sebastián… Te dije mil veces que no hicieras esos… me provocas…
- ¿qué te provoco? – Dijo con una sonrisa burlona en su rostro.
- Cosas. – sonreí pícaramente.
- ¿Qué clase de cosas? – sonrió atrayéndome más hacía él.
- No son aptas para todo público. – reí.
- Estamos los dos solos. – susurró en mi boca.
- Debo hacer la comida… total, lo nuestro puede esperar. – Guiñe un ojo y reí yendo hacía la estufa a controlar las ollas.


  Luego de almorzar fuimos a la sala a seguir leyendo y analizando la copia de Alejandro. Estuvimos toda la siesta ocupados con el tema de Ruso y luego subí a bañarme para ir a ver lo de la casa.

  Estaba entusiasmada, solo faltaban un par de semanas para nuestra boda y ahora iríamos a ver la casa… La idea de formar una familia con él me llenaba de sensaciones.

  Seguía pensando y pensando o mejor dicho imaginando un futuro con Sebas, nuestro hijo corriendo por el jardín junto a su mascota, mientras Sebas le enseñaba a jugar al futbol… No sería la familia perfecta, pero sería una feliz.

  Unas manos en mi cintura me hicieron sobresaltar y cuando me di vuelta, Sebas se estaba metiendo en la ducha.


- ¿Qué haces? – dije sorprendida.
- Voy a bañarme. – Sonrió burlón.
- Pero… ¿No deberías esperar a que salga? – arqueé una ceja.
- Digamos que “Lo nuestro” ya no podía esperar más… - río.


  Juntos nos perdimos en una ola de deseo y lujuria…

19 ago 2014

Capitulo 3

  Rápidamente me separé de Ale y mire a Sebas. Él estaba con el ceño fruncido, era obvio de que estaba celoso.


- Hola. – Dijo Ale extendiéndole la mano.
- Hola. – Dijo Sebas.
- Ella es Ivana Saccani. – presenté a la pelirroja.
- Mucho gusto. – Dijo sonriendo.
- El gusto mío. – él besó su mejilla.
- Bueno… ¿Qué es lo que has investigado? – preguntó Sebas serio.
- Miren aquí tengo una carpeta. – Sacó una muy voluminosa.
- Wow. – Dije. – Al parecer has estado investigando mucho.
- Si. – Sonrió.- Este señor de aquí es Hernán Russo, uno de los más buscados por el FBI. Él se mueve de ciudad en ciudad, hasta ahora no ha salido del país pero creo que si decide hacerlo se irá a Alemania, donde tiene una cuenta de banco a nombre de Manuel Robinson y donde viven varios de sus socios.
- ¿Ahora en donde se encuentra…? - Preguntó Sebas.
- Por desgracia, le he perdido el rastro, el desgraciado es muy escurridizo.
- ¿Y no tiene ninguna pista? – preguntó Ivana.
- Sólo sé que está en esta ciudad. Es lo único que pude seguir…
- Ok, ¿Qué tenemos que hacer?
- Mañana comenzaremos el rastreamiento. – Dijo Alejandro. – Me tomé el trabajo de imprimirles una copia para que tuvieran una idea a quien nos estamos enfrentando.


  Tomé la copia y mire la foto del hombre, por alguna extraña razón ya la había visto en otro lugar, miré a Sebas quien también tenía una expresión rara en su rostro.


- ¿No lo habíamos visto en algún lado? – preguntó en un susurro audible para nosotros dos.
- Si, en algún lugar vi su cara.


  Hernán Russo no era un hombre grande, aparentaba unos 30 años, pelo castaño, corto, pero con una mirada en particular. Su ojo izquierdo era celeste y el derecho verde. No parecía tan alto, sin embargo de contextura física era enorme.


- Nos encontraremos mañana aquí, a la misma hora para comenzar a rastrear a Russo. – dijo Alejandro. – Lean bien las copias.
- ok, nos vemos mañana. – Dijo Ivana.
- Adiós Alejandro. – Esta vez sólo bese su mejilla. – Nos veremos mañana.
- Adiós. – Dijo Sebas cortante.
- Adiós. – Lo saludó de la misma manera.


  Cada uno se fue por su camino, Sebas y yo volvimos a la casa a ayudar a Malena.
  En el camino Sebas venía serio seguramente estaba molesto por lo del abrazo.


- Malena – grité. – Ya llegamos.
- ¿Dónde estará? – preguntó Sebas.
- Seguro fue a acostar a Guille.


  Fui hasta la cocina y me llevé una gran sorpresa.


- Hola. – Dijo sonriendo.
- ¡GABRIEL! – me abalancé sobre él. – Te extrañé un montón. – besé su mejilla.
- Yo también mocosa. – Rió.
- Hola Gabriel. – Dijo Sebas entrando.
- ¡Ey bro! – hicieron esos saludos de hombre. - ¿Todo bien?
- Si – contestó Sebas. - ¿No era que volvías dentro de unas semanas? – rió.
- Si, lo sé pero, ya extrañaba estar aquí con ustedes y más que nada al pequeño Guille. – sonrió. – Ha crecido un montón. – Sus ojos se iluminaron.
- Si. – sonreí.


  En ese momento apareció Malena con Guille en brazos.


- Veo ya se dieron con la sorpresa. – Entró riendo.
- Si. – Dije. – Bien, Creo que ya tienes a alguien para que te ayude a cambiar los pañales, a darle el biberón, limpiar el vomito... – Enumeré con los dedos.
- ¿¡Qué!? – Dijo Gaby sorprendido.
- Si. – dijo Malena. – Todas estas semanas la única que me ha ayudado fue Cari. Tú eres el padre, tendrías que ayudarme.
- Yo soy el que trabaja. – Dijo Gaby frunciendo el ceño.
- Y yo soy Mamá tiempo completo y es un trabajo muy duro por si no sabías…


  Una discusión se olía a lo lejos, así que lentamente Sebas y yo fuimos subiendo dejando que resolvieran sus problemas.
  Sebas entró en la habitación y se quitó la remera, estaba a punto de acostarse cuando lo abrace por detrás.


- ¿Amor? – Dije tiernamente.
- ¿Qué?
- ¿Sabes? Anduve averiguando sobre casas para que nos vayamos a vivir nosotros dos, solos.
- ¿A sí? – Se giró a verme.
- Si. – sonreí. – La dueña quiere que vayamos esta tarde a verla. No queda tan lejos de aquí…
- ¿Por qué no vas con Alejandro? – dijo ofendido.
- ¡Sebastián Rodrigo Estevanez! ¿Estás celoso? – reí.
- Tal vez yo también deba abrazar a Ivana. – dijo mirándome.
Inmediatamente deje de reír. - ¿Aja? – dije sorprendida. – Muy bien. – Dije fastidiada. – Si así quieres jugar yo también puedo jugar y hasta mejor que tú. – Dije camino al baño de la habitación

15 ago 2014

Capitulo 2

  Nos apartamos lo suficiente como para que Ivana no escuchara nuestra conversación.


- Se puede saber… ¿Qué demonios haces coqueteando con… esa? – dije indignada.
- Esa se llama Ivana. – dijo serio. – Y no estaba coqueteando sólo conversábamos.
- Ajá, seguro. – murmuré.
- Carina. – me tomó por las mejillas acercándose hacía mi. – No me digas que estás celosa… - rió en mis labios.
- No. – dije seria sin mirarlo a los ojos.
- Te amo. – dijo.


  No contesté.


- ¿Tú no me amas? – hizo pucheros.
- si. – murmuré bajito.
- No escuché.
- Que si te amo. – Dije exasperada.
- Entonces, si nos amamos ¿Cuál es el problema? – dijo. – A la única que quiero coquetearle es a ti y a nadie más. –me beso. – Aparte, ya te dije que no veo las horas de casarme contigo.
- Como digas… - dijo enojada.
- Carina...
- ¿Qué?
- No te enojes ¿sí? – hizo pucheros.
- Ok, no me enojo. – sonreí.


  Desprevenidamente me tomó de la cintura y me dio un beso muy fogoso. Automáticamente puse mis manos en su cuello y él me arrinconó más contra la pared. Comenzó a deslizar sus manos por mi cintura bajando aún más. Esto ya se estaba saliendo de control. Sebastián se entusiasmaba muy rápido.


- Sebastián. – lo detuve. – estamos en el trabajo.
- Vamos al baño. – rió.
- ¡Ey! – exclamé golpeándolo levemente. – Vamos que esa tonta está ahí esperándonos.
- Carina... – Alargó.
- ¿Qué? Es sólo de cariño. –sonreí despreocupada. El sólo me miro serio por unos segundos, pero luego sonrío.


  En realidad, no me tragaba a la tal Ivana. Desde el momento que la vi en la oficina del jefe supe que no andaría bien con ella... era muy obvio que estaba interesada en Sebastián. La forma en la que lo miraba, como se dirigía a él, como se inclinaba dejando al descubierto su escote. Eso comenzaba a molestarme y aunque ya no era tan fría como antes, no pensaría dos veces en “aclararle” quien es la futura esposa de Sebastián.

  Le comuniqué a Ivana donde debíamos encontrarnos. Ella se fue en su convertible rojo y Sebastián y yo subimos al auto.


- Carina, una pregunta.
- Si. Dime.
- ¿Qué fue Alejandro para ti…? – preguntó inesperadamente.
Reí. - ¿De dónde sacaste eso?
- James una vez me contó sobre Ivana. – Dijo serio.
- Él fue un amor del pasado…
- Y ¿Qué pasó? – preguntó interesado en saber más.
- Lo nuestro no se dio… Yo recién comenzaba a olvidar el trauma de mi niñez, No quería nada con nadie. Pero lo quiero como a un hermano, me ayudó un montón.
- ¿Pero hubo algo más? – Insistió.
- ¿Qué es esto? – reí. - ¿Un interrogatorio?
- Solo quiero saber. – rió.
- No, nunca llegamos a ser algo. Él me gustaba, Yo le gustaba… pero la cosa no iba funcionar y siempre quedamos como amigos.
- Entiendo. – Dijo mirando hacía el camino.
- Luego conocí a un hombre perfecto. – Continué.
- ¿A sí? – se giró a mirarme.
- Si.
- ¿Quién es?
- Es… - Pausé.- La persona con la que voy a casarme. – Sonreí. Él sólo rió. - ¿por qué preguntaste por Alejandro?
- Vamos a trabajar con él… Y no sé… - Dijo excusándose.
- Sebastián, no quiero problemas entre ustedes ¿sí?
- Yo tampoco quiero problemas entre tú e Ivana.
- Ya hablamos de eso. – fruncí el seño.
- Ok, ok… No te enojes. – Besó mi mejilla.


  El viaje continuó en silencio hasta que llegamos a la cafetería donde seguramente ya estaba Alejandro esperándonos.
Bajé del auto y miré hacía ambos lados, ninguna señal de Ale.


- ¿Dónde se habrá metido? – Murmuré.


  Sentí como cubrían mis ojos.


- Hola Cari. – Dijo detrás de mí.


 Media vuelta y lo abracé. Hacía mucho que no nos veíamos.


- ¡Ale! – Exclamé.
- Te extrañé. – Dijo sin deshacer el abrazó.
- Hmmm… - Sentí un carraspeo detrás de nosotros

12 ago 2014

Capitulo 1

  Una cálida sensación recorría mi cuerpo. Que mejor que despertar cada mañana junto a la mujer que amo.
  
  Los primeros rayos de Luz se asomaban por la ventana de nuestra habitación.

  Me giré para ver su rostro, aún seguía dormida. Acaricié suavemente su mejilla y dejé un beso en sus labios. Ella se retorció entre las sábanas y lentamente abrió los ojos.

- Que linda forma de despertarme. – murmuró medio adormecida.
- Eres tan linda cuando duermes... – Besé su frente.
- Sebastián… - Alargó escondiéndose en mi pecho.
- ¿Después de cinco años juntos aún te sonrojas por decirte linda? – reí.
- Si. – Dijo sin sacar su rostro de mi pecho.
- Por eso te amo. – Besé su cabello.


  Sentimos el llanto de un bebé.


- Será mejor que me levante a ayudar a Malena con Guillermo. – Dijo sentándose en la cama. – James le faltan un par de semanas en Rusia y la pobre no tiene quien le ayude.
- Ok. – reí.


  Minutos después bajé y vi una escena muy tierna.


- Ya bebé, ya… - dijo Carina murmurando. Tenía a Guille en brazos dándole su biberón. – tranquilo ¿si?
- Gracias Carina. No sé como lo haces… - suspiró. 
- Sólo tienes que tenerle paciencia. – sonrió dejándolo en su coche.
- Gabriel ya lo extraña, no ve las horas de volver. – Dijo Malena sirviéndonos café.
- Me imagino. – Reí.
- ¿Y ustedes? – preguntó Malena.
- Nosotros que. – Dijimos al unísono.
- ¿Piensan tener hijos verdad?
- ¿Qué? – Dijo Carina. Yo comencé a toser. – Sebastián ¿Estás bien?
- Si, si eso creo. – Dije recomponiéndome. - ¿Hijos?
- Es muy pronto para tener hijos Malena… - Dijo Carina.
- Aún no nos casamos. – Dije.
- Sería lindo que tuvieran un hijo. – Rió Malena.


  Carina y yo nos miramos. ¿Realmente estábamos preparados para tener un hijo?
  Antes de que dijera algo mi celular sonó.


- ¿Hola? – contesté.
- Sebastián.
- Jefe… ¿Qué pasó?
- Necesito que venga Carina y tú.
- Claro, en diez estamos allí. – Colgué.
- ¿Qué pasó? – dijo Carina.
- El jefe nos espera en la oficina. – Dije tomando las llaves del auto.
- Malena… El jefe nos necesita. – Dijo. – Cualquier cosa que necesites me llamas ¿ok?
- Claro. – sonrió. 


  Ambos nos subimos al auto y manejé hasta el edificio de la agencia.
  Cuando entramos al ascensor todo estaba en silencio.


- ¿Sebastián?
- Si… mi amor. – La abracé por la espalda.
- A ti… te gustaría… - Dijo nerviosa. - ¿tener un hijo? – reí.
- Si, y más si es contigo. – Besé su mejilla.
- ¿Seguro? – preguntó.
- Claro. – reí. – además aún nos falta mucho para tener hijos. – iba besarla pero la puerta del ascensor se abrió en el 4º piso. Un hombre de traje entró.


  Se veía medio raro. Su ojo izquierdo era de vidrio… Debía decir que me daba un poco de escalofríos. La puerta del ascensor abrió en nuestro piso y salimos de allí.
  Abrí la puerta de la oficina del jefe y allí y vi a una chica, de cabellos pelirrojos, con una bonita figura…


*Narra Carina.


  Lo primero que vi al entrar de la oficina del Sr. Williams fue la cabellera roja de una chica. Esta se giró y nos regaló una sonrisa coqueta.


- Los estábamos esperando… - Dijo el jefe.
- Buen día. – Dije.
- Buenos días. – Dijo ella.
- Quiero presentarles a Ivana Saccani. Ella será su nueva compañera para esta misión. – pausó. – Ivana ellos son Carina Zampini y Sebastián Estevanez. – Nos presentó.
- Un gusto. – Dijo mirando a Sebastián.
- El gusto es mío. – Dijo besando su mano. 


  ¿Pero que demonios estaba haciendo?


- Oh, un placer conocerte. – Dijo mirándome.
-Igualmente. – Sonreí falsamente. 
- Bueno para que nos llamó. – Dijo Sebas.
- Alejandro Ortiz está tras de un peligroso asaltante de bancos buscado por la FBI, por fraude, robo, asesinatos y violación, su nombre es Hernán Russo. Él necesita su ayuda, está trabajando desde hace días en este caso y ya tiene una idea de cómo más o menos atraparlo.
- ¿Cuánto nos pagaran? – preguntó Ivana.
- 20 millones de verdes. – pausó. – Para cada uno.
- Es justo. – Dijo Sebas.
- Carina, llama a Alejandro y arreglen con él para comenzar.
- Entendido.


  Salí de la oficina de Williams y llamé Alejandro.


-Alejandro.
- ¡Carina! – Exclamó.
- ¿Cómo has estado? – Pregunté riendo.
- Bien, con trabajo.
- El jefe me informó de que estas detrás de Russo y nos mando a ayudarte.
- ¿Nos? – preguntó confundido.
- Si, Sebastián, una chica nueva y yo…
- Ah. – Dijo cortante. – Sigues con ese.
- Alejandro, por favor… - suspiré. – Después hablamos sobre eso.
-Ok, ¿Dónde nos encontramos?
- Te veo en la cafetería Martínez de Corrientes, en treinta minutos.
- Ok, los veo allí. – Colgó.


  Di media vuelta para comunicarles a los demás donde nos encontraríamos, cuando vi a Sebastián recostado en la pared con una sonrisa coqueta en su rostro.



Me acerqué lentamente. – Oye Sebas cariño… - Dije con una sonrisa. - ¿podemos hablar dos segundos en privado?
- Claro. – Dijo…

9 ago 2014

Sinopsis (Segunda temporada)

Su relación marchaba bien, después de cinco años de novios, iban a casarse en un par de semanas, tenían planes para irse a vivir sólo, formar una familia juntos… Cuando una nueva misión llegó a sus manos, acompañada de una nueva agente.
Las cosas se complicaran con la llegada de Ivana Saccani, una chica de 22 años, pelirroja y con una linda figura, que parece estar interesada en Sebastián Estevanez
También surgirá una rivalidad en Sebastián y Alejandro, un pretendiente de Carina del pasado.
En esta misión no sólo pondrán en peligro su vida, sino que también su relación.


¿Podrán completar la misión? ¿Qué sucederá con Ivana y Sebastian? Y lo más importante… ¿Mantendrán su relación en pié?