- No lo puedo creer… - Dijo sorprendida.
- Yo tampoco no sé cómo pudieron haberse enterado. – Tomé mi
cabeza entre las manos.
- Hablo de que ¿Como hizo Estevanez para evadir las cámaras y
subir hasta tu balcón?
- Malena – protesté. – Eso es lo de menos.
- Que haremos…
- Debo decírselo a Gabriel.
- ¿Sabes que va a matarte si se entera?
- Si, pero estamos en peligro. Y no voy a poner en peligro a
lo más cercano que tengo como familia, que son ustedes. – Malena sonrió.
- Nos iremos de viaje. – Propuso.
- Y ¿Que sucederá con la misión?
- Volveremos cuando sea la fiesta. Tú nos dijiste que los
padres de Sebastián saldrían y por eso el hacía la fiesta.
- Si pero, yo... yo… - Tartamudeé.
- Que cosa.
- Tengo miedo. – Susurré.
- ¿Y?
- No me gusta.
- Es normal tener miedo o sentir nerviosismo. – Dijo Malena
reconfortándome.
- Gracias. – Sonreí.
- Supongo que ahora tienes que decirle a tu hermano.
- Si iré ahora…
Se lo comuniqué a Gabriel. Iba cambiando de expresión a medida
que iba relatando la historia. Luego terminó corriéndome por toda la cosa,
hasta que Malena lo hizo entrar en razón y se tranquilizó.
- Preparen sus cosas. – Dijo Gabriel. – Nos iremos un par de
días al campo.
Subí a mi habitación y preparé mis cosas. Le dejé un mensaje a
Sebastián diciéndole que me iba al campo por un tío enfermo pero que volvería
para su fiesta. Él lo comprendió.
Subimos las maletas y Gabriel emprendió camino hacía la ruta.
Después de cinco días estábamos volviendo. Mi espalda me dolía
ya eran muchas horas de viaje y no había me había estirado en todo el trayecto.
Por suerte ya llegábamos a casa.
Entramos. La casa seguía tal y como la habíamos dejado.
Gabriel fue directo a revisar las cintas de video y se dio con la sorpresa de
que tres veces entraron unos hombres a la casa pero no se llevaron nada. Al
parecer venían por mí. Gabriel frunció el seño al ver esas cintas.
- No le digas a Estevanez que llegaste. Esta noche dormirás
conmigo.
- ¿Malena también duerme con nosotros? – Pregunté riendo
recordando aquella vez.
- Que chistosa. – Dijo mirándome serio, pero en su boca había
una sonrisa escondida.
Esa noche dormí con Gabriel y me juré nunca más dormir con él.
Fue la noche más incomoda de mi vida. Me había empujado tres veces casi
tirándome de la cama. Atravesó su pierna cerca de mi cara, la cual quité
rápidamente y la frutilla del postre, roncaba. Yo no tenía idea de cómo Malena
podía dormir con esa bestia. Pude cerrar mis ojos cuando Gabriel se levantaba,
así que me quede un poco más que ellos dos.
El olor a pollo frito me despertó, entré al baño, me lave la
cara, los dientes, me peine un poco y bajé. Gabriel miraba tele mientras Malena
cocinaba.
- Lindas ojeras. – Rió Malena viéndome.
- Es gracias a Gabriel.
- ¿Yo? ¿Por qué?
- Nunca más dormiré contigo – protesté. – No sé cómo puedes
aguantarlo – Me dirigí a Malena. Ella rió.
El día continuó normal. Tipo 15:45 comencé a rogarle a Gabriel
que me dejara mandarle un mensaje a Sebas ya que él tenía mi celular y se
negaba cada vez que se lo repetía.
- Gabriel – Volví a suplicar.
- No Carina, ya dije que no.
- Por favor
- No.
- Anda ¿Si?
- No.
- ¿Si?
- No.
- Por fa
- Esta bien – Dijo cansado. – Toma.
Sonreí victoriosa y comencé a teclear el texto para enviarle.
Le preguntaría si tenía ganas de ir a tomar un helado o un refresco antes de ir
a su fiesta. En el momento justo que iba a enviarlo un cartel enorme apareció
en la pantalla de mi celular.
“USTED NO POSEE CRÉDITO”
- Mierda. – Maldije.
Subí a mi habitación y me puse a pensar en la fiesta.
- Hoy será el final de todo. De esta misión, de esta mafia y
sobre todo de este amor. – Susurré tirada en mi cama.