29 ene 2014

Capitulo 3

 - El Sr. Williams nos dio ésta dirección, para continuar con nuestro trabajo. – Dijo Gabriel.
 - Si, ya me explicó todo.- Dijo sentándose en el sofá. – Siéntense por favor. – Dijo apuntando unos sillones. – Mi nombre es Malena Scarpa, como los Estevanez viven en la cuidad donde están más propensos a sus enemigos decidieron venir a vivir a su casa de fin de semana, que es aquí a 3 cuadras. Mi consejo es que se queden aquí hasta que terminen su misión. Además la escuela donde va Sebastián queda cerca de aquí. No tendrán que ir y volver. – explicó.
 - Está bien, estamos de acuerdo. – dijimos al mismo tiempo. – Pero, no tenemos nuestra ropa.
 - No te preocupes, yo ya me encargué de eso. – dijo sonriendo. – les compré ropa nueva.
 - No era necesario. – Dije fría.
 - Si lo era. – Dijo ella seria. – Mírate como te vistes… - Dijo examinándome. – Disculpa pero pareces una vieja de 50 años…
 - ¿QUE? – Dije molesta.
 - Carina cálmate. – dijo Gabriel tomando mi mano.
 - Se está ganando una paliza Gabriel…- Susurré.
 - Bueno, pueden ir a ver sus habitaciones. – Dijo levantándose del sofá.

  
  Nos indicó cuales eran las habitaciones para cada uno.

  Entré lentamente, la habitación era de color rosado pastel y los muebles eran blancos. Había una cama Matrimonial con sabanas blancas y frazadas del mismo color que la pared, sobre ella 2 almohadones de terciopelo fucsias. Enfrente de ella había un gran espejo con tocador. Un placar lleno de vestidos y ropa de última moda y un hermoso balcón con vista al vecindario.

  Era demasiado para mi gusto. Estaba acostumbrada a usar siempre la misma ropa, la misma habitación gris y obscura, la misma cama antigua de hierro. No éramos pobres, solo que nunca me gusto comprar cosas o salir al Shopping, Vivía bien con lo que tenía… Era lo indispensable.

  Mientras veía el placar con ropa vi un lindo vestido. Lo saqué y lo examiné, era lindo… me recordaba a mamá. Ella usaba siempre vestidos, día, noche, tarde… Pero usaba vestidos.


 - ¿Te gusta? – Preguntó desde la puerta.
 - ¿Por qué te molestas en hacer esto? – dije refiriéndome a la habitación.
 - Es lo que a una chica normal le gusta, ¿No es así? – Dijo obviamente.
 - Yo no soy una chica común y corriente a la que le gustan los ponis, el maquillaje, los vestidos…
 - ¿Por que eres tan fría? – Dijo entrando.
 - Tengo mis motivos. – Dije seria. – Pero tendré que conformarme con esto.
 - ¿Te parece poco? – Dijo levantando una ceja.
 - No Malena. Me parece demasiado… - Dije saliendo en busca de Gabriel.


  Gabriel estaba en su habitación. Entré era realmente linda… a demás de la cama y el placar tenía un control digital para monitorear todo. Había muchas cosas tecnológicas. Una enorme pantalla plana se encontraba en frente de la cama.


 - Hola – Me dijo sonriendo. – No te vi entrar… ¿Que tal tu habitación? – preguntó.
 - Esta del asco… - Dije con una mueca.
 - Vamos Carina no seas tan amarga. Seguro Malena la decoró bien bonita. – dijo Riendo.
 - No, la decoró como se le dio la reverenda gana. – dije molesta.
 - No seas amargada. – Dijo serio. – Ella está siendo muy dulce con nosotros… - Dijo conectando un par de cables a la computadora.
 - “Ella está siendo muy dulce con nosotros…” – Imité su voz. – Me dijo vieja. – dije cruzándome de brazos.
 - Y no se equivoca… - Dijo riendo.
 - ¡Gabriel! – Exclamé enojada.
 - Es una broma Carina. – Dijo abrasándome.
 - Suéltame… me asfixias – Dije entre sus brazos.


  Lo ayudé a terminar de instalar el sistema de monitoreo. Luego salimos a instalar un par de cámaras por el vecindario y por fuera de la casa.

  Cuando volvimos Malena estaba sirviendo la mesa.

 - Siéntese chicos, el almuerzo ya está listo. – Dijo poniendo un par de platos en la mesa.


  Gabriel y yo nos miramos con los ojos bien abiertos. Nunca comíamos en casa, y si lo hacíamos comíamos sándwiches de jamón. Nuestro trabajo no nos daba mucho tiempo.

  Nos sentamos en silencio. Malena había cocinado carne con una especie de salsa de hierbas y papas.

 - Esta delicioso. – Dijo Gabriel.
 - Gracias. - dijo sonrojada.
 - No tengo hambre. – Dije alejando el plato de mí.
 - Pero solo has probado 2 bocados. – Dijo Malena.
 - Con permiso. – Dije levantándome de la mesa.


  Subí las escaleras. Esto me estaba haciendo mal. No era que estaba feo, en realidad estaba riquísimo, sino que esto me estaba recordando a mamá, Malena era como mi mamá reencarnada.
  Salí hasta el balcón y mire el vecindario, niños jugando, riendo, divirtiéndose… un pequeña lagrima se deslizó por mi mejilla, la cual limpié bruscamente.


 - Gabriel me contó lo que les pasó. – Dijo Malena a mi lado.
 - ¿Todo? – pregunté.
 - No, pero ahora se por lo menos porque eres tan fría…
 - Escucha, lo siento… Sé que te trato mal pero… - me interrumpió.
 - ¿Extrañas a tu madre? – preguntó repentinamente.
 - Demasiado. – Dije sollozando.
 - Se como te sientes. – Me abrasó.
  

  Me quedé inmóvil dos segundos. Luego me aferré a ella llorando.


 - ¿Llego en mal momento? – Preguntó Gabriel desde la puerta. —

27 ene 2014

Capitulo 2

 - ¡Gabriel! – Grité asustada, el se sobresalto. – ¿Qué es lo que ocurre?
 - Est… Est… Este – Tartamudeó - Es el hombre que asesino a nuestros padres. - Dijo con los ojos llenos de lagrimas.


  Arrebaté la foto que tenía en sus manos y la examiné, poco a poco los recuerdos comenzaron a llegar a mi mente.


                                                         - Flashback -


  Estaba en mi habitación llorando, con tan sólo 12 años tenía que aguantar las discusiones de mis padres cada noche. Mi padre volvía tarde a la noche y siempre con un olor extraño que precisamente no era alcohol. Mamá no quería saber nada de él, hasta trató de echarlo pero no lo consiguió.
Minutos después que la pelea terminase, mamá subió, fue hasta mi habitación y entró. Me arropó y dejo un dulce beso en mi frente. Luego fue hasta la habitación de Gabriel.

  Un ruido muy fuerte se escuchó en la puerta principal, Mamá volvió corriendo y le dijo a Gabriel que nos escondiera. Él me tomó rápidamente del brazo y me llevó hasta su habitación y nos escondimos en su armario. Dos ruidos muy fuertes se escucharon y el desgarrador grito de mi madre resonaba en mis oídos. Un par de lágrimas cayeron por mis mejillas. Luego se escucharon otra vez y un silencio espeluznante apareció.


 - Gabriel, ¿Qué sucede? – Dije sollozando.
 - Carina, pase lo que pase siempre te voy a cuidar… - Dijo tomando mi cara entre su manos.


  Unas pisadas se escucharon por las escaleras, Gabriel me hizo señas de que guardara silencio. La puerta de su 
habitación se abrió… me abrazó fuertemente. Él no se contuvo un estornudo y fue cuando se abrió la puerta del armario.

  Pudimos ver un rostro de un señor no tan grande. Su expresión era seria. En un movimiento rápido me tomó del brazo fuertemente sacándome del armario.


 - ¡Suéltame, suéltame! – Gritaba desconsoladamente mientras las lágrimas recorrían mis mejillas.
 - Tú te vienes conmigo. – Me dijo.
 - ¡Déjala! – Gritó Gabriel dándole un puñetazo.


  El hombre calló inconsciente, Gabriel me alzó rápidamente y bajó a toda velocidad por las escaleras. Cuando llegamos a la sala, pudimos ver la escena más trauman te de nuestras vidas… papá estaba tumbado boca abajo en un charco de sangre y mamá estaba tirada al lado del sillón toda manchada de sangre.

  - Mamá!!! – Grité desesperadamente. 

  Gabriel me alzó en sus hombros y salimos de la casa. Nos escondimos en la casa de la vecina del frente, Gabriel le contó todo llamaron a la policía. Cuando la policía llegó el asesino de nuestros padres ya no estaba.

  Desde ese día Gabriel con 16 años comenzó a trabajar para poder darme de comer. Luego entró en la agencia de espionaje donde pudo ganar un poco más y compró un apartamento a los 18 años. ¿Y yo? Yo nunca más volví a sonreír, para mí todos los días fueron grises y oscuros. Gabriel insistía en que vaya a la escuela, pero yo no quería. No tenía el valor de salir a la calle. Pase 2 largos años de mi vida encerrada en el apartamento, hasta que decidí dejar los recuerdos del pasado en el pasado y salir de esas cuatro paredes. Luego Gabriel me consiguió un puesto en la agencia.

                                                 
                                                        -Fin del Flashback -


  Mis ojos estaban inundados por lágrimas de dolor, por los recuerdos del pasado. Decidí doblar la foto y ponerla en el sobre.
Miré a Gabriel quien miraba por las ventanas ocultando sus lágrimas.

 - Gabriel… - Dije susurrando, él se volteó a mirarme. – Te quiero. – Le sonreí.
 - Yo también Carina. – Dijo abrazándome. – Tú siempre serás mi hermanita menor. – Me besó la frente.

  Gabriel arrancó el auto y fuimos a la dirección que el jefe nos había dado.
Cuando llegamos eran como las 9:00 de la mañana. Esa supuesta agente vivía lejos de la cuidad, era como un barrio privado con muchas casa lujosas, más de dos autos en los garajes, piscinas en los jardines, etc. Llegamos a la casa indicada. Bajé y toqué el timbre.

 - ¿Quién? – Me contestó una voz femenina del otro lado.
 - Carina Zampini. – Dije. La puerta se abrió.

  Gabriel y yo entramos. Era grande muy grande, llegamos hasta la puerta y Gabriel tocó el timbre. Y nos atendió una chica más o menos de 19 o 20 años.


 - Hola. – Dijo sonriente. – Pasen, los estaba esperando…


24 ene 2014

Capitulo 1

  Mi celular sonaba incesantemente, eran las 5:45 de la mañana y yo aún dormía plácidamente. Me levante fastidiosa y atendí el teléfono.

 - ¿Hola? – Pregunté adormecida.
 - Carina por fin atiendes. – Dijo Kevin del otro lado.
 - ¿Qué quieres? Son las casi las 6 de la mañana. – Dije molesta. -
 -El jefe tiene una misión para ti y quiere que vengas rápido. – Tenía un tono severo.
 - Está bien, voy enseguida.
 - Dile a Gabriel que venga, él también está involucrado.
 - Ok en 15 estamos allí. –

  Colgué. Fui hasta la habitación de Gabriel.

- Gabriel, levántate. – Dije corriendo las cortinas de su habitación. Los primero rayos de sol se asomaban.
 - Son las 6 de la mañana Carina, no molestes. – Dijo tapándose con la frazada.
 - El jefe quiere que vayamos a la agencia. – Dije destapándolo. – Rápido levántate, nos están esperando. – Levanté mi tono de voz.
 - ¿No te dijeron para que nos necesitan? – Preguntó sentándose en la cama.
 - No Gabriel. NO. – Dije molesta.
 - Ok, pero no te alteres. – Dijo yendo hacia el baño.

  Volví hasta mi cuarto y revolví mi armario buscando mi ropa, no había mucho que buscar, no era fanática de comprar ropa.

  Cuando Gabriel salió del baño aproveché para entrar, lavarme la cara y cepillarme los dientes. Vi mi reflejo en el espejo, estaba hecho un trapo. Mi rostro pálido y con ojeras. Se me venía a la cabeza la imagen de un oso panda.
  En fin, recogí mi pelo y salí, Gabriel estaba tomando una taza de café en la cocina. Serví un poco de café amargo en una taza. Luego de terminar nuestro “Desayuno Express” salimos. No recordaba la última vez que desayunamos bien. Desde que mamá y papá ya no están, nuestra vida ha sido difícil… MUY difícil. 
  Subimos al auto, en menos de 10 minutos estábamos ahí. Nos dirigimos al gran edificio. Cuando entramos le mostramos las credenciales al guardia, él sólo asintió con la cabeza. Subimos el ascensor hasta el 7º piso. En la enorme sala nos estaba esperando Kevin.

 - Por fin llegan… - Dijo levantando los brazos.
 - ¿Para qué nos llamaste? Espero que valga la pena, no me levanté las 6 de la mañana por cualquier estupidez. – Dije cruzándome de brazos.
 - Se levantó de mal humor… - Murmuró Gabriel, Yo sólo lo fulminé con la mirada.
 - El jefe tiene una misión para ustedes. – Dijo. – Los está esperando en su oficina.

 Me dirigí hacia su oficina y golpeé tres veces la puerta, del otro lado se escucho un “adelante”. Allí estaba él, un hombre de unos 57 años aproximadamente, cabello un poco blanco, piel avejentada por el paso del tiempo y un bigote del mismo color que su cabello.

 - Buenos días Jefe. – Dije mientras Gabriel y yo entrábamos.
 - Buenos días chicos. – Dijo desde su escritorio. – Desean tomar algo?
 - No, gracias. – Dijimos al mismo tiempo.
 - Bueno, supongo que Kevin ya les dijo que tengo una misión para ustedes…

  Asentí.

 - Muy bien. – Me entregó un sobre. – Este es Quique Estevanez, el jefe de la banda que trafica marihuana a la zona oeste del país. – El hombre se me hacía muy familiar. - También vende películas piratas y demás artículos ilegales. Tiene un hijo… Su nombre es Sebastián… Sebastián Estevanez. Nuestras fuentes más confiables nos dieron la información de que su padre está muy enfermo, y como su hijo, él será el sucesor del “Negocio familiar”. Para más seguridad su padre lo cambió de establecimiento educativo y también le cambió el nombre…
 - ¿Qué es lo que quiere que haga? – Dije antes de que continuara.
 - Tu misión es matar a Sebastián Estevanez, luego de que el heredero del negocio este muerto, vas por su padre.
 - ¿Lo único que tendría que hacer es matar al Padre y al hijo?
 - Al hijo y al padre Carina. Primero por el hijo, tenemos que asegurarnos bien de que no haya sucesor. – Dijo uniendo sus dedos y apoyando los codos en el escritorio.
 - Cómo estaremos seguros de que no elegirá otro… - Añadió Gabriel.
 - Ya investigamos. Parece que Estevanez no le dejaría a nadie su fortuna y su preciado negocio, sólo a su amado hijo. El más confiable…- Calló unos segundos. – Gabriel te acompañara… Es una misión demasiada peligrosa para ti sola.
 - ¿Pero por qué me elegiste a mí? – Pregunté sin entender.
 - Porque creemos que pasaras mejor desapercibida, ¿Quien podría pensar que una niña de 16 años es una asesina?
 - Entiendo. – Pausé. – Ahora, cambiando de tema… ¿Cuánto vendría a ser nuestra recompensa?
 - Mucho Carina, ¿Te parecería bien 25 millones por la cabeza de los Estevanez?
 – Gabriel me miró con los ojos bien abiertos –. - Me parece correcto. – Añadí seria.
 - ¿Cuando empezaríamos esta misión? – Preguntó Gabriel.
 - Lo más antes posible hijo… - Respondió - Confió en ustedes…
 - No se preocupe Señor. No lo decepcionaremos. – Me levanté de la silla.
 - Otra cosa que quería mencionarte…
 - ¿Qué? – Dije.
 - Tendrás que ir a esta dirección, una de mis agentes te estará esperando. – Me entregó el papel.
 - Entendido.

  Gabriel y yo salimos de su oficina. El iba examinado la foto que el Jefe nos había dado. Una vez que entramos al auto…

 - Carina...
 - ¿Qué ocurre? – pregunté al ver su rostro. Tenía una expresión de asombrado mezclado con tristeza. Sus ojos estaban cristalizándose. – Gabriel, ¿Qué te ocurre? – Dije preocupada… —

22 ene 2014

Sinopsis

Le presento la novela de Victoria Maidana: Amor encubierto.
Adaptada a ZampiVanez

Sinopsis 


Carina Zampini, es la nueva empleada de una agencia de espionaje, a la cual se le otorga la misión: Matar al hijo de uno de los más grandes traficantes de marihuana del país. Ella sólo cuenta con la foto del jefe de la banda, una dirección, el nombre de una escuela y un arma. Ella no está sola en esta misión su hermano Gabriel la acompaña. Con tan solo 16 años tendrá que tomar una decisión complicada.

Por otro lado Sebastián Estevanez  es un estudiante guapo y popular, es simpático y dulce. Él está al tanto del peligro que corre y su padre toma la medida de cambiarle el nombre y de escuela. Pero su vida tendrá un cambio de 360º.

¿Carina llegará a completar su misión? ¿Que sucederá con Sebastián? Estas y demás preguntas se irán aclarando a lo largo de esta historia de romance y venganza. Porque todo está por comenzar.