11 sept 2014

Capitulo 10

  Sebas se alejó lentamente y clavó su mirada en mí.

- ¿Me disculpas? – dijo dulcemente.
- Sí. – sonreí. – Yo también, quiero pedirte disculpas. – dije apenada. – Soy muy celosa.
- Eso demuestra lo mucho que me amas. – junto nuestras frentes. – Te amo.
- Yo te amo mucho más. – besé su mentón.

***

  Al día siguiente me levanté otra vez sobresaltada, había tenido el mismo sueño. Miré a mi alrededor y Sebas no estaba. Fui al baño, luego me cambié [http://www.polyvore.com/cgi/set?id=82169600 ] y bajé rápidamente. Allí en sala se encontraban Gabriel y Sebas conversando.

- Buenos días hermanita. – dijo Gabriel Sonriendo.
- Buenos días ¿Y Malena? – pregunté mirando hacia ambos lados.
- Se fue de compras. – hizo una mueca. – Quería un día para ella sola.
- Me parece bien. – Reí. - ¿Guille duerme?
- Sí.
- Cari-, ¿Vamos a ir a hablar con la Sra. Marta sobre la casa? – preguntó Sebas.
- ¿Ya? ¿Tan rápido?
- Quiero conseguir una antes de que nos casemos.
- Bueno, si tú quieres… Voy a hablarle, así le aviso que iremos esta tarde. – dije yendo hacia el teléfono.

  Hablé con la Sra. Marta y quedamos de acuerdo en juntarnos en la casa a la misma hora que la última vez.
  Miré el reloj y vi que aún era temprano, así que decidí ir al centro comercial para ver un par de cosas para el casamiento. Aún no sabía qué me iba a poner para el civil. Volví a mi habitación y me cambié [http://www.polyvore.com/sin_título_220/set?id=85333289 ] Para salir.
  Bajé lentamente las escaleras, Gaby estaba con Guille que ya se había levantado y Sebas miraba la televisión.

- Sebas, ya vuelvo. Voy al centro comercial por un par de cosas. – dije tomando las llaves del auto.
- ¿Estás loca? – dijo.
- ¿Por qué? – Pregunté sin entender.
- No vas a ir sola.
- Sebastián, son sólo un par de cosas… Voy y vuelvo. – Dije yendo hacia la puerta.
- No. – Sentenció severo. – Te llevo y te traigo. Muy bien sabes lo que pasó ayer y en la situación en la que estamos. – dijo refiriéndose a los Suarez y Russo.
- Se cuidarme sola.
-No me interesa. – Me quitó las llaves del auto. – Me esperas aquí. – dijo y subió corriendo las escaleras para ir a cambiarse.

  Me crucé de brazos y suspiré pesadamente. Luego lo vi bajar con unos jeans negros ajustados, una camisa a cuadros color roja y unas zapatillas negras combinadas con rojo.

- Vamos. – Dijo abriendo la puerta.

  Lo quedé mirando un poco raro. ¿Por qué se arreglaba tanto? Además sólo iba a acompañarme. No le di importancia y subí al auto junto con él.
  En menos de quince minutos llegamos al centro comercial.

- Sebas iré a ver un par de cosas por aquel loca. – le indiqué.
- Ok, iré a dar una vuelta, Cuando hayas comprado lo que necesitas me avisas ¿Si?
- Ok. – besé cortamente sus labios.

  Malena ya me había dejado en una lista las cosas que más o menos debía comprar.

“- Un vestido.
-Zapatos.
- Joyas.
- Lencería.
- Reservar turno en Spa, peluquería y manicurista.”

  ¿Para qué necesitaba todo eso? Si con un vestido y un par de zapatos ya estaba todo… ¿Lencería? Eso… Eso era un poco incómodo.
  Guardé la lista y fui recorriendo uno por uno los locales buscando las cosas que Malena me había recomendado.
  Luego de tener casi todo, me faltaban los zapatos nada más, decidí volver a la fuente principal para llamar a Sebas. Me senté en una de las bancas que se encontraban por ahí, comenzaba a marearme y mi cabeza me dolía.
  Levanté sólo un poco mi mirada y a lo lejos divisé a Sebastián a las risas con Ivana, mientras ella se le colgaba del brazo. Mi sangre comenzó a hervir… Por culpa de él y por culpa de ella también. ¿Sólo me había acompañado para encontrarse con Ivana?
 Tomé las bolsas y fui directamente hasta donde estaban ellos. Quería saber qué tipo de excusa me diría Logan.

- Sebas, amor… - Dije con una sonrisa falsa en el rostro. – Estabas con Ivana.
- Oh Carina. – Dijo sorprendido. - ¿Por qué no me llamaste? Así iba a buscarte. – su nerviosismo se notaba.
- No hacía falta cariño. Te vi desde lejos con Ivana. – dije seria.
- Oh bueno, Yo me voy. – Dijo ella. – Aún tengo que hacer cosas, te llamo luego Seb
.
“-¿¡¿¡¿Qué?!?!?” – pensé. Él hablaba con ella a mis espaldas.

- Ivana, espera. – Dije fría.
- ¿Sí? – Dio media vuelta.
- Quédate un segundo, quiero hablar contigo.
- Ok, pero que sea rápido…
- Sebas, toma. – Dije entregándole las bolsas. – Ve yendo al estacionamiento, en unos minutos voy.

  Sebastián sin decir nada se fue cargado de bolsas.

-De qué quieres hablar. – se cruzó de brazos.
- Mira, Voy a serte muy clara con lo que te voy a decir y si no lo entiendes es porque el tinte rojo te quemó las pocas neuronas que quedaban. – Me miró sorprendida, pero antes de que pudiera decir algo continué. – Te prohíbo terminantemente que hables con mi prometido sino me vas a conocer muy enojada. –dije severa. – ¿Crees que no me doy cuenta como le coqueteas? Desde la primera vez que te vi supe que serías un problema en nuestra relación, así que te lo digo por primera y última vez… No te metas ni con él ni conmigo, porque no sabes de lo que soy capaz de hacer…
- ____, voy a serte sincera. – Dijo con una sonrisa un poco extraña. – Tú futuro marido me gusta y me interesa demasiado. – Me quedé petrificada con lo que acaba de decir la muy descarada. – Y voy a hacer lo que SEA para que se fije en mí y parece que ya lo estoy logrando.
- Nunca lo vas a lograr, zorra de cuarta. – Le solté una bofetada. – Te lo advierto idiota. NO ME BUSQUES O ME VAS A ENCONTRAR. – sentencié y di media vuelta para volver al estacionamiento.

9 sept 2014

Capitulo 9

  Después de merendar, pagamos la cuenta y nos retiramos.

- Bueno, mañana es día libre. – dijo Alejandro. – Tengo un par de trámites que hacer y necesito todo el día.
- ¡Perfecto! – Exclamó Ivana. – Yo también tengo cosas que hacer.
- Bueno, supongo que nosotros veremos las cosas para nuestra boda. – Dije mirando a Sebastián.
- Claro. – sonrió. – Sólo falta una semana y media.
- Muy bien. Nos vemos pasado mañana. – Dijo Alejandro yendo hacía su auto.
- Adiós Seb. – Dijo Ivana para luego acercarse y dejar un sonoro beso en la mejilla de Sebastián. – Nos vemos.
- Adiós. – Sebastián quedó como un poco atontado. Eso me molestó. ¿Acaso él lo disfrutaba?

  Miré a Sebastián con ganas de asesinarlo. Él pareció darse cuenta de eso y borró la expresión que tenía antes para poner un gesto de preocupación. Sabía lo que estaba pensando.

- ¿Vamos?
- Si, como sea. – contesté cortante.

  En el camino venía silencioso, era obvio que me había molestado lo de Ivana, esa chica se estaba ganando mi odio.

- Estás… ¿Molesta? – preguntó sin apartar la mirada del camino.
- No, claro que no Seb. – Dije sarcástica.
- Oh vamos, solo juega.
- No, a mí no me parece juego. No me gusta para nada ese juego… Así que espero que se termine por las buenas o se terminará por las malas. – dije fría.
- Sólo me lo dice de cariño nada más. No seas tan celosa.
- Si, con mucho cariño diría yo. – me crucé de brazos. - ¿Celosa? ¿Yo celosa? Tú también te pones así sólo cuando hablo de Alejandro…
- Carina no quiero discutir ¿Sabes? Estoy muy cansado.
- Ok. – dije cortante. – pero esto no se va a quedar así ¿Eh?

  Llegamos a casa. Gabriel estaba viendo el partido de futbol en la sala y Malena estaba con Guille en la cocina.

-Hola ¿Cómo les fue? – preguntó Gabriel.
- Bien. – contesté molesta aún por lo que había pasado. James me quedó mirando y le hizo un gesto a Logan como diciendo: “ ¿Y a esta que le pasa?”

  Pasé directo a la cocina y me quedé ahí con Malena y Guille mirando sus juguetitos tan tiernos.

***
  Pasaron un de horas y ya habíamos comido. Aún seguía sorprendida porque había comido el doble de la porción que siempre acostumbro a comer y aún seguía teniendo hambre.
  Abrí la heladera y encontré una barra de chocolate, al instante mi boca se hizo agua. Tomé la golosina y fui hasta la sala para ir en dirección hacia las escaleras.

- Carina ¿Sigues comiendo? – preguntó Sebastián asombrado. - Deja eso, vas a vomitar de tantas cosas que comiste.
- No te metas con mi apetito ¿Si? – dije con la boca llena.
- Es por tu bien. – agregó serio.
- Por qué no te preocupas por “Ivana” – recalqué el nombre.
- ¿Otra vez con eso? – bufó.
- ¿Quién es Ivana? – preguntó Gabriel ya que él aún estaba ahí mirando el partido.
- Una chica que está con nosotros en la misión. – Explicó.
- Olvidaste mencionar que te coquetea descaradamente. – fruncí le ceño.
- Gabriel, será mejor que nosotros vayamos a nuestra habitación. – dijo Malena con el bebé en brazos.
- Si, vamos.
- Deja de celarme tanto, me… me… Asfixia. – dijo haciendo un gesto.
- Bueno, entonces yo también debería hacer juegos cariñosos con Alejandro ¿No te parece? – Sebastián cambio su expresión, pero no dijo nada. – Me voy a dormir, no quiero seguir renegando por esa idiota. – Subí las escaleras.

  Entré a la habitación azotando la puerta. Mis lágrimas comenzaron a derramarse sin razón alguna, supongo que necesitaba desahogar toda mi bronca con algo. Tomé la almohada y comencé a golpearla lo más fuerte que pude liberando así toda mi bronca.
  Fui hasta el armario y saqueé mi pijama para cambiarme, pero cuando terminé de hacerlo comencé a sentir un malestar en mi estómago y si no me apuraba en llegar al baño, vomitaría mi ropa. Entré corriendo al baño y lancé todo.
  Estuve como diez minutos aproximados en el baño, devolviendo todo lo que había comido desde la tarde. Poco después ya no tenía nada en mi estómago.
  Levanté mi mirada y recogí un poco mi cabello para luego lavarme la cara. Di media vuelta y allí estaba Logan parado en el umbral de la puerta.

- Te dije que no comieras tantas cosas.
- ¿Qué haces aquí? – dije con apenas un hilo de voz.
- Iba a buscarte para pedirte disculpas y te sentí vomitar aquí en el baño. ¿Te sientes bien?
- Si, eso creo. – dije limpiando mi boca.
- Ven, vamos a la cama. – dijo alzándome

  Me tomó en sus brazos y me llevó hasta la cama para recostarme suavemente en ella. Me dejó ahí y fue a cambiarse. Abrí lentamente las sábanas y me adentré en ellas cerrando lentamente los ojos.
  Rato después sentí como Sebastián entraba en las sábanas y se recostaba a mi lado. Suspiró profundamente y sentí como se movía entre ellas. Traté de relajarme y dormirme, realmente estaba cansada, más todo lo que había pasado, más mi malestar, estaba muerta de cansancio.
  Sentí como unos labios comenzaban a besar mi cuello suavemente y comenzaban a subir por mi mejilla hasta llegar a la comisura de mis labios.

- Alto. – lo paré
- ¿Por qué? – susurró.
- Aún estoy molesta contigo.
- Te pedí disculpas, amor. – dijo abrazándome y apegándome más a él.
- Pero… aún, no sé. No me convence.
- ¿y qué puedo hacer para convencerte?
- No lo sé. – dije susurrando.

  Minutos después sentí unos suaves labios que me besaban dulcemente. Poco a poco comencé a seguirle el beso.

Capitulo 8

- Definitivamente es el auto de Diego Suarez. – Confirmó Ale.
- Cómo es posible que se hayan enterado que nosotros los investigamos. – Dijo Sebastián.
- Esa gente es muy inteligente… y peligrosa. – Agregó Ivana.
- Ayer en la noche, mientras veía las fotos, creí reconocer un lugar. – Dije.
- ¿Cuál? – Preguntaron todos.

  Tomé la foto en la cual Russo estaba entrando por la puerta color marrón caoba con rejas negras.

- Si pueden ver en la imagen, al lado de esta puerta se divisa la mitad de un cartel… “…eva del chimentos.” – expliqué. – Esa es “La cueva del chimentos.” El local de Raúl, un conocido de mi hermano. Tal vez aún sigan en ese escondite.
- Tienes razón Cari. – Dijo Ale mirando la foto. – Vayamos ya mismo al lugar.
- Si me permiten… - Dijo Ivana mirando su celular. – Debo comunicarme urgente con mi familia, me surgió un problema… Sólo será un segundo.
- Claro. – dijimos todos.

  La pelirroja se alejó de nosotros con el celular en la mano. Me puse a observarla por unos minutos, ella estaba nerviosa y no parecía estar hablando con alguien de su familia…   Estuvo un minuto y luego colgó volviendo hacia nosotros.

- Listo. – sonrió. – Podemos irnos.

  Logan tomó las llaves de nuestro auto y Ale se fue con Ivana en su auto.
  Cuando doblamos la esquina llegando a la tienda, el auto negro de los hermanos Suarez y Russo arrancó a toda prisa esquivando un par de autos.

- Cari, ponte el cinturón. – Dijo Sebas acelerando.

  Comenzamos a perseguirlos mientras se pasaban un montón de semáforos en rojo.

- ¿Dónde diablos están Alejandro e Ivana? – Dije marcando el número de Alejandro en mi celular.
- Llama a ese idiota y dile que Russo se nos escapa. – Aceleró aún más.

  Alejandro no atendía hasta que por fin lo hizo.

- Cari ¿Dónde están?
- Alejandro, Russo se nos escapa. – Dije desesperada. – Necesitamos refuerzos.
- ¿Por dónde van? – Dijo serio.
- Vamos por… Av Centerio ¡Apúrate! – Exclamé.
- Ok, ok. – colgó.

  El auto negro dobló a toda prisa por la calle Florida. Ya se nos perdía de vista.

- Logan Acelera. – Dije desesperada.
- No puedo ir a más velocidad en una calle con tránsito. – explicó.
-Trata de pegarte lo más que puedas. – dije. Saqué un arma de abajo del asiento del copiloto.
- Ok.

  Sebastián hizo lo que le dije. Desabroché mi cinturón de seguridad y saqué medio cuerpo por la ventanilla. Cargué el arma y comencé a disparar en dirección a las ruedas.
  De la ventanilla del auto negro, salió la cabeza de Emiliano Suarez con un arma nueve milímetros haciendo lo mismo pero tratando de dispararme. Con dificultad esquivé las pocas balas que podía disparar.

- Carina, Metete al auto. – Gritó Sebastián.
- No. – Dije disparando de nuevo. – Estos no se escapan. – apunté muy bien a la frente de Emiliano.
- CARINA HAZME CASO Y METETE. – volvió a gritar. – No vale la pena, pueden lastimarte.

  Finalmente Logan tomó mi remera y me jaló hacía adentro del vehículo. Emiliano aprovechó la situación y disparó hacia una de nuestras ruedas haciendo que se pinchara y perdiéramos velocidad.
  El auto se paró y ellos se perdieron en el horizonte.

- ¡Maldición! – Golpeé mi puño contra el tablero del auto. - ¿Sebastián por qué hiciste eso? – pregunté un poco molesta. Si él no me hubiese jalado le hubiera dado un balazo en medio de la frente.
- Cómo que por qué hice eso… ¡ERA PELIGROSO! Qué hubiese pasado si te lastimaban ¿eh? ¿eh? – dijo desesperado. Me quedé callada, él estaba preocupado. Suspiró pesadamente. – No sé qué hubiese hecho si te lastimaban.
- Bueno, ya pasó. Por suerte estamos bien.
-¿Dónde mierda esta Alejandro cuando uno lo necesita? Papando moscas, seguro. – Dijo enojado.
- Bueno tranquilízate. – dije pasando mi mano por su espalada. – ahora bajemos que tenemos que cambiar la rueda.

  Juntos nos bajamos y tratamos de colocar la rueda de auxilio. Mi celular sonó.

- Cari ¿Dónde están? – Preguntó Alejandro.
- Estamos a una cuadra del Starbucks de San Isidro. – expliqué. – Gracias por hacernos de refuerzo Alejandro. – dije sarcástica. – Russo y los hermanos Suarez se salieron con la suya.
- Perdón pero hay mucho tráfico.
- Si como sea. – dije molesta. – Te esperamos en Starbucks. – Colgué.

  Giré a ver a Sebastián y tenía una mueca, más bien, una pequeña sonrisa en su rostro.

- ¿Por qué sonríes?
- Sabía que Alejandro era un idiota. – rió. - ¿Ahora te das cuenta?
- Ahora no, Sebastián… No estoy para bromas. Me duele el estómago. – Dije colocando mis manos sobre él.
- ¿Te sientes bien? – preguntó acercándose a mí.
- Si, sólo es el mal momento. Ya se me va a pasar.

  Terminamos de cambiar la rueda y fuimos hasta el Starbucks a merendar.

- ¿Quieres que te compre algo? Algún jugo o…
- Quiero una tarta de frutillas con un café moka doble. – Lo interrumpí sonriendo.
- ¿No era que te dolía el estómago? – preguntó sorprendido.
- Si pero tengo hambre. – expliqué. La verdad yo también estaba sorprendida pero al ver todas esas delicias en la vitrina tuve deseos de comer.
- No Carina, puede hacerte mal.
- Sebastián, por favor ¿Si? – hice pucheros.
- Está bien. – bufó. – Pero cuando te haga mal, no te quejes. – Me apuntó con el dedo, yo sólo me limité a reí.

  Luego de hacer el pedido, a los pocos minutos aparecieron Alejandro e Ivana.

- ¿Qué sucedió? – preguntó sentándose junto a Ivana.
- Tratamos de perseguirlos lo más que pudimos, pero… - Expliqué.
- Casi lastiman a Carina. – interrumpió Sebastián. -
- ¿Qué? No te sucedió nada ¿Verdad? – preguntó preocupado.
- No, claro que no. – traté de sonreír. – Pero hubiese sido mejor que nos ayudaran.
- Ya te expliqué, había mucho tráfico.
- ¿Y tú? ¿Estás bien Seb? – Dijo Ivana acercándose a Sebastián
-“¿Seb?” – pensé. La sangre comenzó a hervirme. ¿Así que ahora le ponía apodos cariñosos a mi futuro esposo?
- Oh, espero que no te moleste que te llame así. – sonrió con un pequeño rubor en las mejillas.
- Oh no. – Dijo Sebastián despreocupado. – Si estoy bien, gracias.
- Aún no sé cómo pudieron enterarse de que íbamos a buscarlos. – dije indignada.
- Hay alguien que sigue nuestros pasos. – dijo Sebastián.
- Para la próxima vez nos juntaremos en otro lugar, a lo mejor ya saben dónde es nuestro punto de encuentro. – mencionó Alejandro.
- Si, será lo mejor. – Coincidí.

  Los cuatros merendamos juntos, pero Ivana no dejaba de mirar a Sebastián. Él sólo se limitó a solo contestarle cortante, sabía que si llegaba a hacer algo que no debía era hombre muerto.

2 sept 2014

Capitulo 7

  A la mañana siguiente unas pequeñas caricias en la mejilla me despertaron… No eran las manos de Sebas, eran otras manos más pequeñas, más tersas y suaves. Abrí lentamente mis ojos y lo primero que vi fueron unos pequeños ojos cafés acompañados con una pequeña sonrisa, que aún no tenía dientes. Era un bebé, un varón. Pero no era Guille era un bebé el cual nunca había visto. Su tez era blanca y tenía unas mejillitas de color rosado suave. Me incorporé rápidamente.


- Hola cielo. – lo tomé entre mis manos. - ¿De Dónde saliste?


  Miré hacia todos lados y estaba sola en la habitación.


- Sebas… - Dije, nadie me contestó. – Sebastián, hay un niño aquí…


  Me levanté con el bebé en brazos y bajé hasta la cocina, estaba sola en la casa.


- Que raro… - murmuré.
- Mamá. – dijo el pequeñín con una tierna voz y un poco de dificultada.
- Aw, que dulce, pero yo no soy tu mami. – Le hice un mimo.
- Mamá. – volvió a repetir.


  En ese momento La puerta de entrada se abrió.


- Amor… - dijo Seba.
- Sebas que… - Pero me interrumpió con un beso.
- ¿Cómo esta nuestro hijo? – preguntó sonriéndole al bebé.
- Nuestro… ¿Hijo? – pregunté atónita.
- Si, mi amor… ¿Acaso no recuerdas que tenemos un hijo? – preguntó con el ceño fruncido.
- Pero, pero… ¡Es imposible! - grité.

-¡CARINA! – gritó Sebastián despertándome de ese sueño.
- ¿Qué pasó? – dije algo asustada.
- Estabas teniendo como una especie de pesadilla… - corrió un mechón de pelo detrás de mí oreja. - ¿Te sientes bien?
- Si, si… debe ser algo que comí y me cayó pesado. – pasé una mano por mi frente.


  Me levanté al baño y mojé un poco mi cara. Volví a la cama y me recosté.


- ¿Qué hora es? – murmuré.
- Son las 9:45.
- Wow, es algo temprano.
-Sí. – me abrazó. – y yo aún quiero seguir durmiendo. – enterró su rostro en mi cuello.
- Eres un flojito. – reí.
- No, sólo estoy cansado. – dijo sin sacar su rostro de mi cuello. – Además está fresco. – se acurrucó más. – Esta lindo para quedarse y no salir.
- Yo creo que deberíamos levantarnos y para ir con Ale…
- ¿Estás loca? – se incorporó de golpe. – No me voy a levantar. – volvió a apoyar su cabeza en la almohada. – además… para que quieres ir tan temprano. Seguro que para ver a Alejandro. – dijo algo molesto.
- Claro que no. – fruncí el ceño. - ¿En serio, Sebastián? ¿En serio piensas que a mí me puede llegar a atraer?
- No lo sé. Dímelo tú.


  Rodé por la cama y quedé encima de él.


- Yo sólo te amo a ti. – susurré sobre sus labios, para luego besarlo.
- Yo.. También… Te amo. – Dijo entre besos.


  De repente el celular sonó.


- No atiendas, seguro es el idiota de Alejandro. – Dijo Sebastián tomándome del brazo, ya que estaba a punto de tomarlo.
- Sebastián, debo atender. – Dije tratando de zafarme.
- De ninguna manera. – rió y me tumbó de nuevo en la cama.
- ¡Sebastián! –Exclamé riendo. – Puede ser importante.
- Qué es más importante que tu futuro esposo. – dijo besándome el cuello.
- Nada… Supongo.
- ¿Supongo? – Arqueó una ceja.
- Sólo estoy bromeando. – reí.


  El teléfono no paró de sonar hasta que Sebastián perdió la paciencia y atendió.


- ¿Quién es? – dijo molesto. – Es muy temprano, ¿No te parece? Bueno. Ok. Si, si yo le digo. Adiós. – Colgó bufando. – Alejandro. – frunció el ceño.
- ¿Qué dijo? – Fui hasta el armario para buscar mi ropa. [ http://www.polyvore.com/sin_título_222/set?id=85625714 ]
- Que nos espera a nosotros y a Ivana en el lugar de ayer, en quince minutos. – dijo colocándose la remera.
- ¿Es necesario que Ivana vaya? – dije quejándome.
- Si, ella es nuestra compañera.
- Pues, a mí no me cae bien. – fruncí el ceño. – Ella… Es…
- No deberías juzgarla sin antes conocerla.
- Creo que ya hablamos de esto.
- ¿Te molestaste de nuevo? – preguntó abrazándome.
- No, claro que no. – Dije. En realidad no lo estaba.
- ¿Segura?
- Claro. –Sonreí.


  Terminé de cambiarme y bajé a hacer el desayuno. Malena estaba con Guillermo en la sala, dándole el biberón, mientras Gabriel dormía.


-Buen día Male.
- Buen día  Cari. ¿Ya tienen que irse?
- Si. – bufó Sebas. – No sé por qué tiene que ser tan temprano.
- ¡Sebastián! No es tan temprano son solo las 10:00. –rió Male.
- ¿y tú qué haces despierta tan “temprano”? – Pregunté haciendo comillas, solo para molestar a Sebas.
- Este niño lloraba de hambre, así que tuve que levantarme a hacerle el biberón. – sonrió.


  Continuamos conversando mientras desayunábamos hasta que se nos hizo la hora de ir donde Alejandro e Ivana.

  Cuando llegamos ellos ya estaba ahí.


- Buenos días. – Dijimos Sebas y yo al unísono.
- Buenos días chicos. – Dijo Ale.
- Buenos días Seb. – Dijo Ivana dándole un beso en la mejilla, lo cual me molestó bastante.


  Sebastián sólo sonrió y dirigió la mirada hacia mí.


- Buenos días Ivana.
- Hmmm… -Carraspeé. – Hola, yo también estoy aquí…
- Hola Carina. – dijo con una sonrisa falsa que se le notaba a kilómetros.
- Bueno. – Dijo Ale interrumpiendo la tensión del momento. - Cari, me habías dicho que ayer en la tarde los persiguieron.
- Si. – afirmé.
- ¿Tienes las fotos?
- Claro. – Las saqué de mi bolso.


  Ale comenzó a ver las fotos. En su rostro había un gesto de neutralidad.